Uno piensa que va a ser un día de trabajo normal: subo al avión, chequeo las cositas, armo los carros, recibo a los pasajeros, despego, con un poco de suerte podré mirar por la ventanilla y alegrar mi corazón con las pequeñas luces de la ciudad, o ver las nubes recortaditas en el celestísimo cielo… pero justo en ese momento descubro que en la 18 Juliet está sentado un famoso.
Hay gente que es muy cholula, no es mi caso.
Jamás en mi vida he pedido un autógrafo, pero, si la persona me conmueve, una foto es diferente. La firma, honestamente, me parece una pavada, pero la inmortalización de ese momento… eso sí me llama la atención.
Un día, la llevé a Magdalena Ruiz Guiñazú. En cuanto la ví, me vinieron a la mente todas esas mañanas escuchando la radio con mi abuela, las canciones de María Elena Walsh y el té con sopitas… y me dije… animate pedile una foto que si se la llevás a la Abole se puede emocionar tanto! Pero no me animé, resulta que soy tímida para esas cosas y no me gusta molestar.
Así que, después de ese día, decidí que iba a ser más caradura y que no me iba a importar tanto la vergüenza y así viví mis 4 momentos top de famosos.
El primero fué con la tigresa del oriente, cuando se levantó al baño, ella y sus dos hermanas salientes, le pedimos que antes de bajar se sacara una foto con toda la tripulación, y ella no solo dijo que sí, sino que nos regaló dvds con sus videos para todos.
El segundo momento fue después de una posta en Córdoba. Había pasado toda la tarde pensando en ir o no a una fiesta en la que tocaba un dj Canadiense, finalmente, me quedé en el hotel porque al otro día volaba temprano de vuelta a Buenos Aires. En el embarque lo veo, Mr. Richie Hawtin subiendo con su valijita plateada de discos, casi se me para el corazón de la emoción. Nos sacamos una foto, hablamos, un divino. Hasta se permitió gastarme por haberme perdido “un fiestón”.
El tercer momento, fue con Leo de Cecco y a Luciano de Attaque 77, sin dudas, me acerqué a pedirles que vinieran a sacarse una foto con nosotras y se vinieron al galley a tomar algo y charlar. No podía creer que estaba con mis ídolos de la adolescencia, hablando de sus giras por Europa y de la época dorada de Attaque.
El cuarto y último momento fue la semana pasada, voy por el pasillo con el carro hacia atrás y me detengo a entregar servicios y bebidas en la fila 23. A,B,C, todo normal. Cuando llego al J, miro al señor a los ojos y lo reconozco. EMILIO DISI!!!!
Le apoyo la mano en el hombro y le digo Ayyy!!! No lo había reconocido!!! Cómo le vaaa?? Y él muy tímido, me dice, muy bien, muy bien y sólo quiere tomar un coca. Y yo me mordía la lengua mientras agarraba el vaso, agarraba la pinza, le ponía hielo al vaso, le servía coca… y sólo podía pensar “Rajemo Emilio que vienen los NINJAAAAAAS!!!”