20150809_161335

El alcaucil

(Pinche, acuéstese al lado, quédese conmigo, y olvídese del mundo)
Mil veces la misma imagen.
Mil veces yo sentada en ese sillón.
Mil veces veo desde afuera como me abren el pecho con un cuchillito pequeño al que parezco no temer. Mil veces cortan los cables que sostienen mi corazón. Mil veces lo reemplazan por algo que no llego a ver qué es, podría ser un robot, podría ser un animal muerto, podría ser un tumor.
Mil veces cierran, mil veces dejan adentro algo extraño.
Mil veces creo que es un vegetal.
Mil veces te vas.

La indicación dice que debo volver a amar. Mil veces volver a amar.
Me levanto y todo funciona a la perfección, los desayunos, los colectivos, el uniforme, los aviones, los amigos, los animales, las pistas de baile, pero el corazón.
La indicación dice que involuntariamente funcionará de manera mecánica y romántica a la vez. La indicación asegura que es fácil y que ocurrirá cuando deba ocurrir. Que me calme.

Pero por Dios, qué cosa me han guardado adentro?
Esto no funciona bien.
Devuélvanme el mío, llévense esta angustia, esta corrupción.
La última vez que vi el mío, vestía un traje de confianza absoluta, vestía el traje de amor. Por favor, búsquenlo, reconózcanlo, devuélvanmelo. Si lo compraron en un mercado negro, díganle que no puedo seguir sin su ritmo, sin su tempo, sin su amor.
Lo que sea que me han guardado adentro no sirve, no anda, se está pudriendo, me está matando.
Por favor.

Mañana cumplo 35 años, esta adolescencia ya no me cuadra, ya no funciona más.
Te enojás porque lloro, te enojás porque no me entendés,
No puedo explicarme, lamento que te sientas engañado al haber pensado que tenía el mundo tan resuelto. No somos más que una manada de destrozados, abandonados, agusanados. Nos cuidamos unos a otros, nos lamemos las heridas, intentamos olvidar. Lamento haberte mentido, lamento haberte engañado, siempre estuve así de mal.
Parece que he conseguido de todo? No tengo nada. Una manada de moribundos, un libro que no sirve para nada, un corazón vegetal.
Nadie me va a querer así.
Todos mis pasos en falso, todas mis arenas movedizas, todas mis almohadas borroneadas.

El alcaucil que tengo en el medio del pecho.

El alcaucil que me ataron a la aorta no sirve para un carajo.
Sacámelo.
Llevátelo lejos y plantalo en un campo. Que crezca una planta que llegue hasta el cielo. Que me queden las venas atadas en un nudo, que el alcaucil rece desde el cielo para que del nudo de venas me nazca un nuevo corazón. A ver si puedo mirarte a los ojos y dejar de tener miedo, a ver si puedo cumplir 35 años y dejar de llorar, a ver si puedo reírme de verdad, y dejar que me abracen. A ver si el miedo se esconde por los próximos 35 años, a ver si el miedo de una vez por todas me tiene miedo a mí.

Mil veces me tiro en el pasto y te pido que te quedes. Te lo pido con los ojos, no le hagas caso a mis palabras, las que te dicen que te vayas.
Mil veces almohadas borroneadas, mil libros que no sirven para nada, mil veces perros con gusanos, mil veces el alcaucil.

Cada vez que despierto, y cada vez que no duermo, mil veces el alcaucil.

2 comentarios en “El alcaucil

  1. Me despierto x 8 vez en la mañana. Esta vez es la ultima. Me levanto, me visto, prendo el telefono y te leo…
    Chaaaann…de tener la capacidad (q no la tengo) lo podria haber escrito hace 2hs. Al final estams todos cortados con la misma tijera…

  2. Tal vez hay alguien por ahi con un corazon muy grande que sea capaz de darte un poquito del suyoin para que puedas volver a sentir el latido adentro de tu pecho, digo, tal vez ahi alguien por ahi

Responder a Seo! Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.