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El libro vulgar

(Pinche)

“Y así, a las 12.23 am del 26 de Junio del 2014, se termina el libro del FBO”

Así dice el facebook, el twitter, así dice mi corazón.
Abajo un mensaje de agradecimiento eterno a quienes me acompañaron, a quienes hicieron que creyera en este blog. Y de pronto, nada. Silencio.
Entonces me largo a llorar.

Hace más de 5 años empecé escribiendo historias de primeros vuelos de compañeros nuevos como yo. Ninguno tenía idea de lo que era volar, ninguno sabía lo que nos esperaba, por qué nos estábamos metiendo en tan tremendo lugar. No existía tal cosa como la “religión del avión”.
Mes tras mes, empezaron a leerlo más compañeros, se extendió de mi curso de ingreso a los demás cursos, y en cada vuelo, alguno siempre decía “Ah! Ayer leí tu blog!”, al año siguiente me reconocieron personas que no conocían mi nombre, al año siguiente llegó a 767, al siguiente pisó el cockpit y luego explotó.
De pronto lo leían jefes y ejecutivos, de pronto lo leían en oficinas, de pronto salía en los diarios, de golpe yo era una “Presunta assafata” de pronto llegó el twitter, de pronto había algo llamado FBO.
No entiendo mucho, no entiendo nada.
Cómo puede ser que yo haya escrito un libro? Parece una cargada.
O un sueño.
O un regalo.
O no sé.
Acabo de terminar el libro del FBO.
Es real. Escribí la última página y lo sentí, estaba ahí, adelante mío y me dijo “Hola, soy la última, ya está, se terminó”. Y entonces me quedé dura. Esperando a que pasara algo, un fuego artificial, o la pérdida de la cordura, o convertirme en tuitstar. Pero no pasó nada. Todo quedó ahí. Silencio, la canción en repeat one, Sharam en mi falda, Adela dormida, Fif estornudando y un fernet con coca sin gas que no me pienso tomar.
Terminé un libro y hay gente esperando para leerlo. Alguien que me pellizque. Estoy tildada, hagan algo, por favor.
Estar loca sirvió de algo, sirvió dejar volar la imaginación. Sirvió ponerle voz al Sierra Juliet, sirvió inventar pavadas, sirvió abrir el corazón. Ahora ustedes están acá, mirándome a los ojos, diciéndome que me conocen por medio de lo que escribo, que saben quién soy, que me quieren mucho, que me agradecen las palabras y yo lloro, soy tonta y lloro, no sé qué hacer y lloro.

Se terminó el libro del FBO, podría haberlo seguido para siempre, haberle puesto siempre una cosita más, pero ya está. Él decidió terminar. Ahora a tratarlo con cariño, corregirlo, editarlo, imprimirlo, repartirlo.
Sepan que haré lo imposible porque llegue a todos lados donde ustedes lo quieran leer.
Este libro es lo más importante que hice en mi vida, o lo único que hice en realidad.
Gracias, pequeños avioncitos por acompañarme en este trayecto, gracias por la paciencia, el apoyo, gracias por el amor.

Nuestro libro no será un best seller, nuestro libro no se venderá en grandes librerías, jamás firmaré autógrafos, no aparecerá mi cara en la contratapa, no habrá una biografía con mis datos y mi antología inexistente, no habrá secuelas, precuelas, no habrá fama ni dinero para fundaciones, no me vestiré de Dolce&Gabbana, no iré a bailar con Lindsey Lohan, no tomaré falopa con el jet set.
Nuestro libro será gordito, tendrá una tapa negra con letras blancas y un avión. Nuestro libro será entregado en mano por amigos y familiares, y con suerte lo aceptarán en aeroparque, para que algún viajero se vea intrigado y se sumerja en la religión del avión. Nuestro libro será siempre nuestro, será pequeño, será humilde, será algo oculto, pedirá contraseña y ustedes siempre dirán “FBO”.
Gracias por entender por qué debía ocultarme, gracias por permitir que trascendieran mis letras y no mi nombre, gracias por jugar el juego de no decir quién soy.
Desde las tinieblas los abrazo, los beso, les sirvo juguito de naranja, los amo por entender tan bien la religión del avión.

Este blog seguirá en pie mientras ustedes lo lean y mientras yo tenga dedos.
Siempre podremos acudir a este hermoso lugar.

Y en breve, y en menos de lo que imaginan, tendrán en sus manos un ejemplar de “El libro Vulgar”.
Hasta entonces, Good Bye Planes.

7 comentarios en “El libro vulgar

  1. Cada meta es un nuevo punto de partida. Acabas de aterrizar en el destino más importante que hasta ahora te habías propuesto. Ahora a trazar un nuevo plan de vuelo, y a volver a despegar! No te conozco más que por lo que escribís, pero creeme si te digo que mis felicitaciones son totalmente sinceras, que siento que te merecías llegar hasta este lugar! Y no te equivoques! Yo quiero mi ejemplar, y lo quiero autografiado!

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