1186174_10151900024150170_1717652646_n

Back in anger

¿El enojo es con la muerte por llevárselos, con ellos por morirse, con nosotros por seguir vivos o con el tiempo que hace que, lentamente, no nos acordemos con la misma nitidez de antes de todo eso que necesitamos recordar?

Necesito recordar sus caras, los sonidos de sus voces, los olores, la temperatura de la piel, la humedad de la nariz, el tamaño del cuerpo, la risa, la mirada, alguna palabra, el brillo del pelo, cualquier cosa que no sea una sensación. Pero lo único que me queda es la sensación. Puedo recordar como me sentí en todos los momentos, puedo revivir los sentimientos y lo que me pasaba en el alma, en cada minuto de cada día.
No es suficiente.

Adela se ha adueñado del lugar de Bamba. Adela ladra y Bamba no ladraba. Adela abre las piernas para que le toque la panza, Adela se hace pis cuando entro a casa de volar, Adela salta y festeja enloquecida. Bamba se levantaba del sillón, se acercaba a la puerta y paradita al lado del baño me hacía la sonrisa. Yo gritaba “HACEME LA SONRISA HACEME LA SONRISA” y ella se reía.
Adela tiene la naríz puntiaguda, finita, graciosa. Bamba era extremadamente narigona y ancha, su hocico era la más absoluta perfección, necesito tocarlo y sentir el peso exacto de ese hocico negro y canoso a la vez. Necesito olerla.
No quiero olvidarla, no quiero que todo lo que pase hoy borre lo que pasó ayer. No quiero recordarla tirada, agotada, ida. Bamba también saltaba, Bamba corría liebres en el campo enloquecida mientras yo le gritaba que no, que volviera, que por favor no, que dejara a las liebres en paz. Bamba no me escuchaba cuando corría liebres. Volvía agitada, cansada y sedienta, tomaba agua y se acostaba en el sillón. Reía perfumando todo con su aliento, ante mi mirada desesperada de desaprobación. Adela y Bamba, las dos, me persiguen por la casa llorando con chillidos agudos para que las saque a pasear, aun cuando pueden hacerlo solas, aun cuando tienen todo un campo para ellas; las dos me piden que las acompañe. Las dos disfrutan de caminar conmigo.
Se parecen tanto que duele.
Han pasado 8 meses y las cinco letras en mi brazo arden como la marca de Voldemort con cada recuerdo de ella. No la olvido, pero tampoco la puedo recordar.
Entonces miro las fotos, pongo los videos. Me esfuerzo por tenerla presente, por recordarla corriendo y sonriente, comiendo con ganas, saltando en la plaza, haciéndome lengüita de placer.
Me enojo con la muerte por habérmela robado, me enojo con ella por haberse ido, me enojo conmigo por haberme quedado, me enojo con no poderla recordar tal cuál era, todos los días.

Me enojo conmigo por no recordar los ojos de mi papá cuando estaba de pie.
Recuerdo las anécdotas, recuerdo las historias a la perfección, pero no recuerdo en qué mano tenías la cicatriz en el dedo, no recuerdo cuál fue nuestra última cena juntos, no recuerdo mucho más que ese hospital.
Me enojo porque te fuiste y yo estaba esa noche en una fiesta. En tu última noche estaba en una fiesta.
No sabía que iba a ser tu última noche, sino no hubiera ido, sino hubiera hecho una guardia afuera del hospital alemán, y le hubiera dicho al Indio que te cantara canciones como un mariachi ricotero y te hubiera llevado un alfajorcito de chocolate más, te hubiera mirado a los ojos como las otras de ciento de miles de veces, hubiera puesto cara de ratita una vez más, te hubiera dicho que te amo y que te fueras en paz, o te hubiera gritado, te hubiera pedido que te quedes, hubiera golpeado tu cama, tu cara, hubiera destrozado el lugar. Hubiera hecho algo al menos, algo más que bailar en una estúpida fiesta y enterarme al día siguiente que no respirabas más.
Me enojo porque nadie me avisó que te ibas a ir ya.
Pensé que no te ibas a ir nunca, porque es imposible que exista tanto dolor.
Las cosas imposibles no pasan, es simple. Se niega y listo, no ocurre, es imposible y chau.
Es absolutamente imposible tenerlos delante mío y que no respiren, que no sientan, que no estén.
Y es imperdonable que nadie me lo avisara antes, que nadie me dijera que esto podía pasar.
¿Cómo mierda se vive rodeado de muerte?¿Cómo se pretende que el otro está?¿Cuándo se comprende que el otro no está?
¿Cómo se abraza al que no está? ¿Cuándo se deja de necesitar abrazar al que no está?

He declarado una guerra invisible, una guerra mortal.
Y, lo siento queridos, pero morirán ustedes o moriré yo, pero esta guerra va a acabar.

Me han robado a mis héroes cuando yo estaba de fiesta, cuando no estaba preparada para ser abandonada, para quedarme sola, para crecer y enfrentar.
No me muestren mi dni, no me importa mi edad.
Tendré la edad que quiera tener y no hay nada que puedan hacer al respecto.
Viviré en mi palacio de mascotas somnolientas y murallas de cristal. Y de vez en cuando ustedes vendrán a romperlo a piedrazos, vendrán a destrozar lo que es mío, lo que supe conquistar.
Romperán vidrios y corazones, romperán con sus verdades todas mis ilusiones y sonreirán al verme caída, al verme destruída, al verme desmayar.

Me verán llorar.

Dormiré más horas que las sugeridas, soñaré con reinos que ustedes no saben que existen, me encerraré en el placard.
Escribiré mil cuentos en nombres de los hijos no queridos, en nombres de los corrompidos, de los echados a perder.
Me esconderé.

Y ustedes se reirán de mí. Se reirán de los vidrios rotos del palacio, se reirán de mis perros y mis gatos, de mi prosa inconstante, de mi poesía vulgar, se burlarán de mi pasado y de mi presente, se burlarán de mi mente y mi musicalidad.
Y yo estaré barriendo los vidrios, descalza, cantando en voz baja, con las manos ansiando transformar en palabras todo este cuento, todo este tormento, todo este pesar.
Y la guerra invisible irá por dentro, mientras todos bailan, comen y ríen, mientras despegan y aterrizan aviones, mientras se cogen esas mujeres sin alma, mientras gastan su dinero en suciedad, mientras repiten palabras que no entienden, y hacen cursos para agradarles a los demás, mientras se sacan los ojos por tener razón, mientras se alejan de ustedes mismos, mientras se acercan a sus enemigos, mientras transan con lo de más alla. Mientras se transforman en todo aquello que jamás quisieron ser, el palacio de cristal pondrá cristales nuevos, cantará canciones nuevas, escribirá páginas que jamás serán leídas por todos ustedes, horribles, horribles seres del horror total.

Me enojo con la muerte por llevarse a los que yo quería, me enojo con los que quería por dejarse llevar, me enojo conmigo por no haberme ido con ellos, por no haberlos salvado al menos, por no haberlos podido rescatar. Me enojo con ustedes por ser tan mierdas y estar tan vivos, me enojo conmigo por no poderlos matar, me enojo con la muerte por no llevarse a los malos, me enojo conmigo por no poder recordar, me enojo porque me olvido lo lindo, y se me quedan ustedes, los feos, los ascos, los que son lo más horrible que he conocido, y sin embargo, se quedan acá.
Me enojo conmigo por no tener poderes mágicos, me enojo porque lo único que tengo es un libro, me enojo porque no me muero, me enojo porque los extraño, me enojo porque quiero verlos y me enojo porque no están.

Me enojo porque ya no están.
Porque no puedo verlos.
Porque se han vuelto invisibles.

9 comentarios en “Back in anger

  1. Dejar todo esto escrito es trascender, es dejar vivencias, es seguir en el recuerdo de los demás.
    Lo que vos sentis, y la memoria de los que honras con tus palabras también siguen estando en cada uno de los que vivimos tus relatos.
    Keep em coming. Keep on bitching.
    D.

  2. si,,,, se han vuelto invisibles, pero solo eso, invisibles…. por que nos siguen enseñando, nos siguen haciendo enojar y nos siguen robando sonrisas de la nada. El tiempo no achica la pena que genera nuestro ego, solamente nos acostumbramos a la nueva forma de convivir con estos seres mudos, etéreos e invisibles, y sí, se nos pianta un lagrimón… pero que podemos hacer mas que seguir adelante y honrarlos tratando de vivir en alegría y paz… enojarnos?, deprimirnos mas de la cuenta? eso si lo cura el tiempo por suerte…. y sino… todos tenemos el ticket en la manga para salir de esta película y ver en que andan.
    Me encanta este blog. FELITACIONES

  3. !LLORE MUCHO CUANDO LEI ESTO…TAN TRIISTE..TAN REAL…PERO TAN REAL QUE CREO Q A TODOS NOS PASA LO MISMO CON LA MUERTE, NO QUEREMOS OLVIDAR NADA, PERO HAY COSAS Y MOMENTOS QUE OLVIDAMOS, QUE PARECEN TAN LEJANOS COMO UNA PELICULA QUE VIMOS HACE MUCHO, ….LO QUE QUEDA HACER ES NO DESESPERAR, LAS LAGRIMAS SUAVISAN LA HERIDA, Y VIVIR, VIVIR LA VIDA, LA MARAVILLOSA VIDA CON AMOR, SABIENDO QUE NOS VAMOS A VOLVER A ENCONTRAR, QUE TODOS LOS DIAS ESTAMOS JUNTOS, EN EL ALMA…ESTOY CONVENCIDA QUE CUANDO HUBO REALMENTE AMOR…NADA TERMINA JAMAS….VOLVEREMOS A REUNIRNOS, EN OTRA DIMENSION, ESPIRITUALMENTE O COMO SEA, Y ESO SI QUE DA FUERZAS PARA SEGUIR…""BIEN""…ESFORZANDONOS PARA NO SUFRIR, PORQUE EL DOLOR ESTA, PERO SE VA CURANDO CON EL TIEMPO COMO UNA CICATRIZ….CREO QUE ES LA MEJOR MANERA DE SUPERARLO, PARA NO ENFERMAR Y PARA DEJAR "EN PAZ" AL SER AMADO QUE SE FUE Y DEBE DESCANSAR…….

  4. Bamba y Juanqui no son invisibles, no les digas asi! Ahora son luz y estan en todas las cosas.

    Me encanto, me estremecio y me partio al medio. Que lindo escribis.

  5. El amor y la tristeza son grandes musas.

    Sigo llorando a mi Ally grandiosa que se fue hace ya casi 6 meses. Y no quiero sentirlo, pero detesto a todo perro que se me cruce. Como los de la vuelta de mi casa, dos vejestorios malhumorados como su dueño. Por qué ellos siguen paseando a diario y mi gorda fabulosa no? Nadie me responde.
    Y mientras tanto, lloro un poco cada día. Porque la extraño, la recuerdo y no puedo hacer espacio para otro ahora. No todavía.

    beso.

Responder a Anónimo Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.