Transformers_Optimus_Prime_by_timlori

Optimus Prime

Tocan el timbre. Estoy en la cama envuelta en mantas, cables, perros, gatos. Apenas saco un pie afuera y el frío me clava agujas cientas, miles en los dedos. Vuelvo a meter el pie y me tapo hasta arriba.
Suena el timbre otra vez.
Quizás sea importante.
Me levanto rápido y con coraje corro hasta el portero, el piso de cerámica está *helado*.
-HOLAAA?
-afilador
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No le contesto.
El afilador ni siquiera tiene la misma polenta que antes que gritaba AFILADOOOOOOOORRRR!?? Y tocaba todos los timbres del edificio y entonces te dabas cuenta de que no era algo EXCLUSIVO para vos.
No, a mí me tiene que tocar el afilador tímido la re puta madre que lo parió.
Me meto en la cama.
La perra da tres, cuatro, cinco vueltas y se acuesta en el mismo lugar. Los gatos bostezan. El caloventor escupe fuego y mis pies caminan en el colchón.
Suena el timbre.
La reconchísima puta y podrida madre que te parió.
Me levanto sin dar tanta vuelta porque ya tengo el mambo cortado y atiendo.
-HOLA MIERDA.
-CORREO
-AHI BAJO
-BUENO
Al que me mandó una carta a casa que decía que la felicidad es una actitud, quiero comunicarle que se encuentra en estos instantes en el interior del culo del cartero que muy apenado se dirigía a la guardia del Rivadavia a que se la removieran.
El día se presenta triste, difícil, oscuro y conocido.
Escucho a Lana en repeat one. Todo el día, sin parar, uno atrás de otro compulsivamente.
Me pinté los ojos con delineador líquido para terminar limpiando manchones negros de mi cara en la escalera del Hsbc de parque lezama. Me cerraron la puerta en la cara a las 14.59 sin dejarme entrar a pesar de mis súplicas.
Dirán “esta conchuda tuvo desde las 10 de la mañana y se lo ocurre venir ahora, que se mate”.
Lo que no saben es que tuve una dificultad para estacionar la moto que casi me cuesta la vida, pero que no me la costó. Lo que si me costó fue la dignidad ante todos los pasajeros de no sé qué línea de colectivo que se encontraban haciendo la cola y mirándome a mí, mientras yo hacía maniobras indescifrables para subir el cordón de la vereda en un sector que no tenía subidita.
Resultado: no pude subir y la moto se manchó toda de ese jugo del demonio que convive en el ángulo que se forma entre la calle y el cordón de las hermosas calles de Barracas.
Cordón 1
Dignidad 0
Encendí la moto, entendiendo que si no está en primera con su empuje propio no iba a poder subir, ya que la pequeña fuerza de mis brazos NO PARECÍA SER SUFICIENTE para levantar la puta moto 20 putos centímetros del suelo.
Una vez en primera casi atropello a 3 pedestrians.
Pero no pasó nada, cara de terror de ellos, cara de terror mía y Optimus Prime en una pieza, salpicada de barro y nada más.
Le puse el candado a la rueda *como pude* y corrí hasta el banco.
Entro y está abierto, cuando voy a pasar, el personal de seguridad me baja la cortina metálica y me mira con cara de forro.
Le pido por favor, le digo que casi choco.
Nada, ni siquiera me mira a los ojos.
Le digo que porfa porfa porfavor.
Autismo.
Me doy vuelta, derrotada, humillada, demasiado humillada para haberme levantado a las 11 de la mañana; me siento en la escalera y me largo a llorar.
La gente que sale del banco me mira, les doy pena.
Qué bien.
Espero a que se me pase el ataque imbécil de la semana y me limpio la cara dejándome todo borroneado.
*mocos*
Vuelvo a la moto. Está muy sucia, pero no está golpeada ni rayada.
Vuelvo despacito con el orgullo arrastrando como latitas de just married y estaciono en la puerta de casa.
Subo y suena “Mile End”a todo volumen.
Mi equipo de música tiene la particularidad de encenderse en el Cd1 cuando alguno de los gatos salta y se sienta encima de el.
Cd1-song1: Mile End, Second Class, Pulp.
Me río.
Adela festeja mi llegada.
Le pido que me acompañe y nos vamos abajo. Blem en mano, a limpiar la moto.
La dejo como nueva, la limpio de la vergüenza y la deshonra mientras Adela recibe pedazos de carne por la ventana del restaurante de la esquina.
Después corre detrás mío hasta el garage, donde dejo a Optimus Prime a salvo de mis ataques de novata on wheels y vuelvo a casa.
Los gatos bostezan con mi llegada, me saco las zapatillas y me siento a mover los dedos en el teclado.
Me siento a salvo otra vez.

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