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Ni antes ni después.

(Este post tiene canción)

Muchos sueños tenemos mientras estamos vivos.
Los sueños de las personas que amamos y los nuestros, se cruzan, se mezclan, se tuercen, se agrandan, se pierden…
He cruzado Los Andes más veces de las que recuerdo, todas ellas, con un cinturón sujetándome a un asiento. La última vez que lo hice, saqué esta foto.
Los Andes separan nuestros sueños de manera inexorable. Los Andes nos dividen, los Andes nos hacen temblar.
De este lado quedaré yo, la única mesa de luz de mi habitación; la perra durmiendo del lado izquierdo y un placard enorme por llenar.
De este lado me haré todos los tés con leche y me reiré de no terminar ninguno.
De este lado se lavarán almohadas borroneadas, se moverán los muebles de lugar, se rescatarán más perros, más gatos.
De este lado de los Andes aprenderé a manejar. De este lado pisaré la ruta dos con la música a todo volumen y un bolsito con mis víveres.
De este lado la cama estará helada por las mañanas campestres.
De este lado me despertaré los domingos para comer medialunas.
Dormiré hasta las 12, lloraré hasta las 6, bailaré hasta la 1.
De este lado de los Andes se congelarán los sueños en lo alto de la montaña, de este lado se dará vuelta el reloj de arena eterno, de este lado se tejerán alfombras de invierno.

¿Y de aquél lado?
¿Qué estarás haciendo?

Recuerdo esa época en la que todavía no sabía que la vida es hoy.
La recuerdo de manera vívida y actual, la recuerdo palpable y la recuerdo real.
Hubo un tiempo en el que creía que todo vendría más adelante, que todo cambiaría, que todo iría mejor.
Pero un día aprendí a escuchar a mi alrededor.
Todas esas voces que aparecían antes de que me quedara dormida, todas esas palabras desconocidas, esos mensajes… esa paz…
Una persona me regaló en un anillo la frase que guiaría mi vida: “Siempre es hoy”.

Todas esas cosas que vivas del otro lado de los Andes, son las que tengas que vivir.
No hay antes ni después, no hay bueno ni malo, no hay aquí ni allá.
Solo existe el hoy.
Y hoy tengo que agradacerte tu paz.
La respuesta a la pregunta de por qué te amo, es: por tu paz.
Todo lo demás se desprende de ella. Toda esta felicidad.
Lo que pasa hoy no se si podrá con el mañana, no sé si podrá con la distancia, no sé si podrá con esos Andes.
Pero yo sé que todo será exactamente como deba ser. Ni bueno ni malo, ni aquí ni allá.

Ni antes ni después.

1 comentario en “Ni antes ni después.

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