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For Fucking Only

Me sorprenden algunas cosas de la vida.
Una de ellas es como el orden de la casa es inversamente proporcional a la vida sexual de uno. Digamos que cuanto menos se coge, más ordenada tiene uno la casa. Se ordenan mil veces los placards, se barren sistemáticamente las piedras que los gatos rascan fuera de la cajita, se lava el vaso recién usado, se saca la bolsa de basura con dos latitas en el fondo… Orden estricto, orden enfermo, orden obseso, toc toc, quién es? Soy yo, tu trastornito, como estás? Yo bien y vos? Yo bien. Bueno te dejo que me tengo que ir a colgar la ropa.
¿Hace cuánto que no se acuestan con las sábanas transpiradas y pegoteadas?¿Hace cuánto que no dicen, dejá, me seco con la sábana y nos bañamos mañana? Garchar poco trae estas consecuencias. Inmediatamente terminar el hombre pondrá el despertador del celular y la mujer se levantará a hacerse el buche o lavarse la cajeta en el bidet. Se reencontrarán en la cama y ella dirá: levantáte así estiro, y él se levantará, estirarán y culo con culo. Adiós.
Me sorprende, me sorprende la cosa inmunda en la que nos vamos transformando con el tiempo. Me sorprende cómo nos vamos dando por vencidos pareciéndonos cada vez más a eso que detestamos de los demás. Al principio nos reímos de esas parejas que se sientan en el restaurante cada uno con su libro y después cuando sacamos el celular, no nos damos cuenta de que estamos en facebook mientras el otro está en un chat, justo la noche de nuestro aniversario. Somos lo que odiamos. Somos esos dos, somos todos.
Yo no digo que la clave esté en coger, bueno sí. No, bueno no.
Sí digo que cuando no cogemos, nos morimos un poco. Pero no solamente morimos por eso. Eso es sólo un indicador, un síntoma o un llamado de atención. Son diez mil cosas, las diez mil cosas que juramos el día en que le abrimos la puerta a cupido y le hicimos muffins de arándanos… Esas diez mil cosas por las que antes de ayer le metimos 5 patadas en el culo al puto ángel de las flechas cuando pretendió reavivar nuestro fuego.
Por qué nos aburrimos? Por qué nos damos por vencidos? En qué momento decidimos que ya es suficiente, que ya no queremos luchar?
Yo voto por ésta. A mí se me parte el corazón cuando siento que al otro no le gusto. Lo que a mí me destroza es pensar que estoy demasiado “algo” y que por eso no me besan lo suficiente. Entiéndase por “algo”: fea, gorda, sucia, peluda, indispuesta, pesada, aburrida… Digamos, demasiado YO. Cuando empiezo a sentir que el hombre gozaría más con cualquier culito que conmigo es que me doy por vencida. Es ahí que me miro al espejo y me digo, no hay kilos que bajar ni ojeras que maquillar, basta de pavadas que te quieran como sos. Y exactamente ahí, es cuando empiezo a ser felíz.
Qué paradoja, porque ahí mismo es cuando empieza el máximo sufrimiento.
El cuento ese de que el que te quiera te querrá tal cual sos es muy osho, muy cool, pero a decir verdad, en algún punto todos fingimos, todos seducimos. Que algunos usen más cremas y perfumes que otros no tiene nada que ver. Se seduce desde distintos lugares. Hay muy pocas, escasísimas personas que van por la vida sin jugar a seducir, sin que les importe en lo más mínimo gustar, caer bien, agradar. No hablo de la mujer, no hablo del hombre, no hablo del gay, no hablo de ninguna franja de edad. Hablo de todos nosotros. Queremos agradar. Incluso los que juegan a ser desagradables buscan seducir desde su desagradabilidad, y el día que encuentran a alguien digno de su aprobación, entonces ese día muestran su costado más tierno y menos hijo de puta, y ese mismo día, demuestranque sólo eran un jugador más, como todos nosotros.
Hace poco ví “la chica del dragón tatuado” me llamó la atención como la niña se empeñaba en diferenciarse, en causar repulsión en los demás, para acabar siendo la heroína noble más tierna del condado de Suecia. A eso jugamos, a gustarnos, a caernos bien. Incluso el ser más sorete y nieto de un enjambre de putas es bueno con alguien: su madre, su perro, su tortuga.
Y me fuí por las ramas, así que, volviendo al tema inicial, el de gustarse, el de amarse, el de coger…reitero que me sorprende como cuanto más cogemos, menos nos importa todo lo demás y, cuanto menos lo hacemos, más nos preocupamos por el agua que pierde el lavarropas.
Dicho sea de paso, me lo arreglaron la semana pasada, pierde mucha menos agua y me siento bastante más tranquila. Gracias por preguntar.

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