Nuestro infierno es el peor.

Afuera deben hacer dos grados bajo cero pero me estoy cagando de calor.
En este momento estoy hospedada en el bunker terraza de mi tia la que vive en Madrid. Cuando digo tia no se imaginen una gorda con granos inmunda que cocina porotos, mi tia es de lo mas glamouroso que hay, nos regala perfumes de Dior a todos y hace sus propias remeras con dibujos cool de muñequitas locas, les habla a sus hijos con acentos raros; franceses o mexicanos, para molestarlos porque a ellos les da verguenza ajena. Esta tarde bailamos en las escaleras mecánicas de C&A para avergonzar a la mas grande. La cuestión es que estoy encerrada en una habitación con un caloventor del mismisimo demonio. No tira calor, el muy hio de puta es un dragón, tira fuego. Ya me saqué las medias y me arremangué el jogging, todas las maniobras posibles sin tener que bajarme de la cama a apagarlo. Sé que cuando lo apague me voy a morir de frio asi que esperaré a que se me seque el cerebro cuando llegue a 50 grados y listo.
Decidi que el bitching, cuando no tenga temas importantes para hablar, va a ser mi diario intimo. Si señores, tanto pedir entradas… Ahora se van a tener que bancar las cosas más insólitas, desquiciadas y estúpidas que se me ocurran. Pueden elegir… Es eso…o nada.
De a poco voy encontrando los distintos perfiles de fans del bitching. Los que pertenecen a otras empresas, son cautos y respetuosos; se sienten a gusto e identificados siempre que no hable de cosas incómodas como comparaciones con su empleador. Los de mi empresa son como el fan de wanda nara, ciegos, apasionados, enfermos del bitching… Piden mas, piden mas, defienden, se pelean… Se vuelven vulgares, ordinarios, idiotas… Son jugo exprimido de bitching que me tomo en ayunas y me alimenta las neuronas con ganas de mas y mas idiotez. Amo a esos. Ahora tenemos un grupo selecto de fans que adoraría no leerme pero que no puede evitarlo. Me gusta llamarlos los “ladran sancho”. Este grupo sostiene que yo no mantengo relaciones sexuales con la suficiente regularidad como para ser feliz, que mi trabajo es revolear bandejas a miles de metros de altura, que soy el prototipo de la estupidez, que deberia avergonzarme por traicionar a mi patria trabajando para una empresa extranjera y que soy una vergüenza humana. Probablemente todo eso sea verdad, pero quién me quita la satisfacción de que incluso esas personas que me detestan, lean la tonta y vacía manera que tengo de combinar letras y palabras, en algo tan tonto, tan vacio, tan inútil, tan furtivo… como este blog.
Así que aquí estamos, unidos por la hermosa y anestesiante sensación de leer algo que nos transporte hacia otro lugar. Leer es como volar. No les pasa que cuando leen un libro quedan inmersos en la historia que se cuenta y se despegan de la realidad? Por un momento, mientras pasamos las páginas, no existen problemas de pareja, ni de plata, no hay enfermedades ni caños rotos, no hay dolor de ovarios ni llamados, no hay horarios, ni fracasos… Pero cuando el libro termina, con la última página volvemos a la cruel realidad de cada uno. Y para cada uno de nosotros, puedo asegurarles, nuestro infierno es el peor. Yo no puedo imaginarme una infancia más dura que la mía, pero sé que las hay. Y para cada uno de ustedes, su problema familiar es el más feo, su ruptura la más dolorosa, sus miedos… Sus dificultades… Son lo peor. Así que termina el libro y volvemos a encontrarnos con todo nuestro horror, que puede ser simplemente el hecho de que te saque el sueño buscarle casa a 4 gatitos de 12 días que se están muriendo porque nadie puede cuidarlos más que vos, y tus constantes postas no te permiten estar en casa para darles de comer cada 4 horas… Qué pavada no? A veces eso me saca el sueño. A veces me lo saca el amor, el desamor, los miedos, mis frenos, mis errores, mis dolores… A veces me lo sacan los rumores, pensar que alguien diga que el gobierno quiere poner plata para que Mi empresa se vaya de Argentina y la aerolinea de bandera nos absorva a los 2500 para que luchemos todos juntos hasta la victoria siempre! Qué lindo momento. A veces me saca el sueño sacar a pasear la perra y que haya mentes de 16 años apoyadas en la vereda durmiendo sobre su vómito, a veces me saca el sueño el guarulos, especialmente si sale de Ezeiza, a veces me saca el sueño pensar que mi perra está en la casa de mi ex novio y mis gatitos están siendo alimentados por miles de personas que tienen la llave de mi casa porque yo no estoy nunca, a veces me saca el sueño que pensé que a los 31 años iba a estar llevando a mis bebés al jardín y sin embargo estoy tratando de que me salga bien el batido de amy winehouse para lucirlo en pachá el sábado.
Son tantas las cosas que me sacan el sueño… Y tan pocas las que me dan paz.
Este viaje, es paz.
Escuchar belle & sebastian es paz.
Un tramo solo un viernes a la mañana, ida y vuelta a tucumán, es paz.
Un beso en la boca con los ojos cerrados, es paz.
Dormir en la cama con 3 gatos y 1 perro, es paz.
Que no suene el teléfono, no lavar los platos, ir a la cama sin levantar la mesa, sin lavarme los dientes, sin sentirme culpable, ni sola, sin tener miedo, ni prisas… Es paz.

Tengo 6 días antes de que lleguen mis 31 años, y quiero decirles que esta entrada puede parecer una pelotudez, que caloventor, que perros, que gatos, que ai se eu chi pego que qué se yo, pero es mucho más que eso.
Muchos de ustedes que están leyendo esto, no son felices, no tienen paz.
Y lo peor de todo es que SABEN qué es lo que están haciendo mal. Saben qué cosa deberían cambiar en su vida para poderlo cambiar.
Cada infierno es el peor, yo lo sé… Pero quiero recordarles dos frases que me dijeron dos personas a quienes quiero mucho y que me ayudan siempre que estoy en el acantilado: lo único que no tiene arreglo es la muerte y jamás se nos da más que lo que podemos soportar.

Voy a apagar el caloventor, chiquillos, duerman bien en donde sea que estén.

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