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El corazón sobre todo. (Shawarma, Transponder 3a parte)

(Pinche)

La tercera vez que lo vi, estaba hecha un desastre. Qué novedad, vivo hecha un desastre.

Estaba en la barra pidiendo algo de tomar y yo parada en el medio de un montón de gente que iba y venía. Un idiota que había estado toda la noche diciéndome cosas se acercó una vez más y justo cuando estaba a punto de hablarme, lo veo a él dándose vuelta y encontrándose con mis ojos. Sin mirar al idiota le dije “RAJÁ” para que él no me viera hablando con alguien y pensara que estaba acompañada. Se acercó con dos tragos en la mano y nos pusimos a hablar apoyados en una barra contra un ventanal que daba a la calle.

“Tomas mucho” me dijo.

Quise ofenderme, pero qué caso tenía. Me vio vomitando, me llevó a casa, le manché el pantalón, mis perros lo ensuciaron, soy una máquina de hacer las cosas torcido.

“Tomo lo que haga falta tomar” dije con las cejas levantadas.

“No te emborraches hoy, me gustaría conocerte un poco más.”

Más que conocés, más te doy cuenta lo mal que estoy. Lo dije o lo pensé? Lo pensé, por suerte. Pero él dijo “No le tengo miedo a nada” como si me hubiera escuchado pensar.

Me emborraché, perdón, me emborraché porque considero que esa es mi mejor versión. De todas formas no hice papelones, simplemente fui muy divertida, desinhibida y vulgar. Necesitaba estar borracha para que este tipo no me viera tal cual soy, para hacerme la que no había escuchado si me preguntaba cosas que no tenían respuesta. Que no tienen respuesta, digamos.

Dije voy al baño, dijo bueno. Me levanté y me metí en el baño, que era individual y no tenía traba, como todos esos baños de los antros que frecuento. Encendí la luz y me acerqué al espejo, such a mess. Me limpié un poco las ojeras negras de rimmel y me enjuagué la boca con agua de grifo. Me di vuelta y en cuanto toqué el picaporte, se movió. El chabón abrió la puerta, apagó la luz, me ubicó en la oscuridad y me dió el beso más suave que me dieron en mi vida.

Gracias Dios, gracias por los besos suaves.

Ahi nomás quise llorar. Quise llorar porque soy mina y me resulta tan inevitable saber desde el primer contacto cuándo, cómo y de qué manera unos labios me van a complicar la vida.

Pero no lloré no, decidí esperar unos meses para empezar a llorar, y en vez de eso, decidí responder ese beso suave con mis labios, aflojándolos por completo, entregándolos, dejando que los suyos marcaran el ritmo, apoyados contra la puerta para que a nadie se le ocurriera meterse en el medio y hacernos acordar que afuera, seguía existiendo el mundo.

Si me cogió? Paren.

Pasó algo más importante que eso.

Bastante ebria fui viendo como manejaba por barrios que no sé si no conocía o no reconocía, cerré los ojos y sentía que se me acercaba en todos los semáforos rojos para besarme. Se nos ponían verdes y verdes, algún bocinazo. No importaba nada.

Finalmente llegué a su departamento, no andaba el ascensor, me saqué los zapatos, subí por la escalera 4, 5, 6 pisos…dejé de contar. Llegué arruinada, por suerte él también.

Nos sentamos para recuperar el aire y nos seguimos besando. Y después de eso: flashes. Flashes del tipo más lindo del mundo mirándome con ojos hambrientos y agradecidos a la vez, flashes del tipo más lindo del mundo levantándose al baño desnudo y yo mirando para otro lado pero deseando poder verlo de pie con toda su perfección adelante mío, flashes de haberme despertado la mañana siguiente y que él siga dormido pero que al moverme, dormido, me apriete más fuerte y me dé un beso en la parte de piel que tenía más cerca de su boca: la espalda, el brazo, el hombro. Dormido, me besaba dormido.

Me di vuelta hacia su lado y me apoyé arriba de su pecho, arriba de algo rugoso y desprolijo en su pecho. Me aparté para mirar qué era y abrió los ojos.

-Qué es eso? le dije con un poco de vergüenza y un poco de ternura.

Miró hacia abajo y con una mueca agradable en la cara dijo “Solía estar muerto”.

Le devolví la gentileza de ser un humano tan excepcional y volví a apretarme en su pecho sin preguntar más.

“Qué suerte que ahora estás vivo” dije.

(Continuará…)

 

6 comentarios en “El corazón sobre todo. (Shawarma, Transponder 3a parte)

  1. Finally! Venía siguiendo la historia y queriendo saber del destino 🙂
    Lo importante no es si cogieron, eso se hace con cualquier nabo… pero besos suaves no se tienen con nabos

  2. Ah bueno. el chamo es un Leo venezolano pobre cualquiera no ?, jajaja
    Gran forma de relatar sweet V, esas historias y momentos que al vivirlas y recordarlas nos hacen sentir diferentes y vivos, tienes un gran talento y eres grandiosa, besos y te seguire leyendo!!

  3. Ayyyy que lindo !
    Todas soñamos con besos suaves que nos transporten a otras dimensiones, otros mundos..y que sean solo eso…el momento del beso..
    Mepa que esto es un buen comienzo..?

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