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L* : Día Libre Fuera de Base.

Cada vez que tengo una posta con un dia libre fuera de base, a la mañana siguiente me toca levantarme cerca de las 4 am.
El arrastre viene asi, llegué de Bs As a las 12 de la noche, comí como una cerda, me chupé el fernet de un milímetro que viene en el frigobar, y me quedé con la computadora hasta las 4 de la mañana. Al dia siguiente, el desayuno corta a las 10, asi que 10 menos 4 minutos estoy en el ascensor con los pelos revueltos, la mitad del piyama sin sacar y me lavé solamente las paletas y los colmillos porque no tuve tiempo para las muelas, para llegar antes de que saquen la bandeja de medialunas y tenga que cortarle la mano al mozo del restaurante del hotel.
Después de hacer una pasada por cereales y frutas, alguna por huevos revueltos, fiambres, quesos y tostadas, bajo a la habitación totalmente explotada, para seguir durmiendo hasta las 12 y media.
Me despierto y aunque no tengo hambre, mientras miro la tele, proyecto mi almuerzo. Ya hacia las 5 de la tarde, de vuelta en el hotel, después de haber comprado varias cosas innecesarias y haber almorzado un sanguche de 30 cm de albondigas en subway, llego derrotada a la cama.
Hasta las 7 pm, sueño en una cama sin pelos de mis gatos y me despierto confundida y abombada, con la piel reseca de la calefacción,;en esta provincia se me secan las manos, ché.
Me duele la cabeza, me quedo acostada, con la mirada perdida, cambiando de canales como una zombie, pensando en si será verdad que Obama es un reptiliano mientras me saco, sin mirar, los pelitos de arriba del labio con la pinza… me suena el teléfono de la habitación… serán los muertos que quieren ir a cenar, ni siquiera atiendo, no me interesa en lo más mínimo hablar con nadie ni expresarme de ninguna manera, asi que me quedo, hinchada, sucia, alternando mi atención entre warner, el wassap y el facebook, con las piernas enredades entre los cables, el de la pc, el mouse, el cargador del celular, y el parlantito del avión en el que suena “hey you” en repeat one desde hace horas. Siento la radiación de la electrónica entrando por mis poros…
Me estiro y me siento cansada; también me siento caradura, pero qué se le va a hacer. Pienso en mi panza y en adonde irá a parar toda esa comida, al culo? a los brazos? a la papada? En seguida recuerdo que son las 10 de la noche y que podría picar algo… Ataco el desayuno que nos dejan para la mañana siguiente; me como los dos panes con jamón y queso, el quesito untable y las dos medialunas, dejo el jugo de naranja porque parece un menjunje extraño y me da úlcera.
Apago las luces, vuelvo a la cama, sigue el ritual. Chateo con 7 personas al mismo tiempo desde el celular, soy un as. Comento fotos, subo fotos, actualizo estado, comento estado, respondo mensajes, edito entradas del blog… soy un ser inerte. Soy lain. Tengo calor, me saco el jogging, me quedo envuelta en la suave colchita beige del hotel y pienso en cuántas pajas se habrán hecho en esa colchita, la miro con asco, después la olvido, miro la hora, son las 12, me quedan 4 horas para dormir, me levanto, pienso en bañarme, pero siempre prefiero bañarme justo antes de ir a volar, asi que empiezo a hacer la valija, guardo todo menos el uniforme, las cosas del baño y la compu, por alguna razón, no entran como entraban en casa antes de salir. NUNCA. Me tiro en la cama y me engancho con una peli, tengo los ojos más abiertos del universo entero, el sueño no existe, no lo conozco, no viene, no hay caso, la peli una cagada pero, obligatoriamente, tengo que ver el final.
Se hacen las 2, me quedan dos horas, cierro chats, cierro todo, me quedan dos horas, las gloriosas dos horas que me darán cuerda para al día siguiente aguantar tres tramos y volver a casa a las 5 de la tarde, asi que, por miedo a quedarme dormida pongo el despertador a las 4, 4 menos cinco, 4:15, 4:17, 4:20 y 4:22, y la canción más fuerte, la más sacada, la que da pánico cuando suena y te hace saltar de la cama queriendo matar a alguien. Apoyo la cabeza en la almohada y el cuerpo de relaja, siento las manos, los dedos relajándose, las piernas laten, la cintura, los pies… todo se estira, todo se vuelve uno con el colchón, el colchón es enorme y es blanco y celeste como el cielo y como las nubes y entonces voy volando, voy paseando en un mundo feliz de algodón y presurización y mi mente flota, y ME LLEGA UN MENSAJE DE TEXTO A TODO VOLUMEN que me baja a la realidad y con los ojos llenos de odio, tanteo la mesa de luz y agarro el teléfono que dice “NENA, ESTÁS EN PACHA? ESTOY EN EL VIP, BUSCAME” No, la reputaqueteparió, no, no estoy en pachá, estoy tratando de dormir lareconcha de tu hermana y vos estás en un boliche y a mí me quedan DOS HORAS y miro el reloj…NOOOOO LAS 3!!! ya son las 3! en qué momento pasó una hora me querés decir!!? Me queda una hora, y reviso los despertadores y apoyo el teléfono y cierro los ojos, y pienso en Pacha, y en la música y la gente apretada y el calor y agradezco estar en esa camita al menos una hora, al menos unos sesenta minutos para disfrutar, asi que los dedos de los pies, las manos, los brazos, la relajación, el colchón, y un balconcito que se ve y yo estoy abajo y de golpe veo que se cae una cosa del balcón y viene cayendo y siento que se me viene encima de la cabeza y me asusto y con un espasmo de pies, de manos, de estómago abro los ojos, Y PUM me despierto!! Qué cagazo!! Esos sueños que duran un segundo pero que te pegás un susto que no lo podés creer! Horrible. Pesadilla fea, miro el reloj, 3:20. No te lo puedo creer que me queden 40 minutos nada más y me quedo pensando y los minutos pasan y no me doy cuenta ya si estoy despierta o dormida, si los minutos pasan o no, y entonces miro el reloj y son las 3:25 y entonces, pasaron 5 minutos. Cómo puede ser…? Asi que sigo pensando y contando ovejitas y vuelvo a mirar y son 3:40, pero cómo pasa el tiempo en este lugar!? Estoy en una cápsula del tiempo? Me están jodiendo? Y finalmente parece que viene el relax y estoy en el país de los sueños y es un momento sublime en que me uno conmigo misma y todo es paz y todo es…y entonces suena 32 veces el despertador…
Solamente puedo hacerle caso al de las 4:22, el ultimo. Con las ojeras hechas un surco, inflamadas y gedientas, apago la insoportable canción, me levanto odiando la cantidad insuperable de comida que tengo adentro, la computadora que esta afuera con todos los cables, el termotanque que no prende y cuando prende sale agua caliente como para sacarle la piel a un pollo, enciendo la fría para compensar y se apaga por completo y me cago en la reputisima madre que lo re mil pario al Premium al Tower y a la reconcha de tu hermana. Los minutos pasan y no me dan tregua.
Bajo; derrotada, arrastrando los 15 kilos de carry on como si fuera un buey envejecido, pienso por qué traje tanta ropa si solo usé el jogging y mientras la jefa pregunta “COMO DURMIERON CHIQUIS?” Y una conchuda le contesta “UY, ME DORMI TODO, ME DESMAYÉ a LAS 9!!!” Yo mordiéndome el labio, mientras pago el fernet y las papitas al sujeto que me dice que no tiene cambio, le ruego al Dios del cielo, que se cancele el segundo vuelo.

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Vocé tein uma copa di agua?

Señor Carioca, señor Ronaldinho, señor que baja en Guarulhos, usted que siempre tiene sed, usted que me pide un vaso de agua en el descenso, en el embarque, o mientras estamos con nivel 10 de turbulencia… usted no sabe que se me terminó la botella de agua justo recién y que tengo el carro precintado… usted no sabe que cuando es inoportuno para pedir su vaso de agua, nosotros en vez de darle Eco de los Andes, le damos Eco de los Galleys.

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Final del vuelo

Un día conocí a un hombre especial.
Desde el día en el que decidí amarlo, todo en mi vida comenzó a cambiar.
Casi inmediatamente, empecé a volar, cuando digo volar, es literal, empecé a trabajar de tripulante. De ahí en más, solamente yo sé lo que disfruté, lo que me divertí.
Tuve la convivencia más hermosa, más soñada… juntos, adoptamos a los animales abandonados más preciosos, y los bautizamos “los culinos”, inventamos bailes, pasamos doscientas noches sin dormir, nos reímos uno del otro, viajamos, volvimos y todo vuelta a empezar.
Nuestra convivencia empezó el mismo día en que empecé a volar. Juntos pasamos las cosas más difíciles y más graciosas. Juntos soñamos, planeamos, construimos.
Mes a mes, con cada rol, fui transformándome un poco, casi sin darme cuenta. Mes a mes me fuí acostumbrando al avión, a las gavetas, a los pasajeros, a los embarques, a las postas. Mes a mes fuí despegándome de la necesidad de estar en mi casa, fui aprendiendo a disfrutar más de dormir en hoteles y sufrir menos por si él me llamaba o no, o por si no me mandaba mensajes. Los celos del principio fueron acomodándose y los dos aprovechamos la libertad que te da este trabajo. El hacía cosas por su lado, yo las hacía por el mío.
En un momento, todo era perfecto y justo un minuto después de eso, empezó a fallar.
Alguien me dijo que la culpa siempre es nuestra, de los tripulantes. Que siempre nos estamos yendo, que no se puede contar con nosotros porque “nunca estamos”, que no somos una compañía real, sino que hay que aprovechar cuando estamos, porque mañana va a ser distinto.
Nunca lo ví así. Siempre me alegré de saber que podía regalarle vacaciones soñadas, traerle cositas de otras provincias y darle lo que más quería, su tan ansiada libertad.
Hoy, 3 años después de haber empezado este vuelo, se termina.
No sé todavía si la culpa fue el haberme ido tantas veces a la madrugada, no sé si fue perderme tantas fiestas, tantas noches, tantos besos. No sé si la culpa es del despertador a las 3 de la mañana, la llamada de roles el día de su cumpleaños o de la cantidad de veces que dije “no puedo, estoy en Mendoza”.
Solo sé que, un día, me di cuenta de que yo ya no era importante. Y desde ese día hasta el día de hoy, perdí la cuenta de las almohadas mojadas y los ojos hinchados al despertar.
Hoy, se terminó mi vuelo.
Mi plan es sufrir esta noche, hoy, y no sufrir más. Mi plan es que con cada lágrima se vaya cada miedo, cada olvido, cada dolor.
Que no digan que los tripulantes no sabemos amar, que el mundo se haga cargo de que tenemos demasiado amor, y que es él quién no lo puede manejar.
Comencemos el duelo por el final del vuelo, y una vez cumplidas nuestras horas de descanso, no olvidemos que estamos hechos con el único y simple fin, de amar.

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Clear to take off

 

Los días libres pueden ser altamente perjudiciales cuando uno no quiere pensar.