Los corteses


Somos corteses.
Por lo menos, los que tenemos código, somos corteses.
Siempre, como todas las demás personas, tenemos preferencias, pero es nuestro juramento JAMÁS demostrárselas a nuestro compañero. Por qué? Sencillamente, porque somos corteses.
Un ejemplo es dónde uno prefiere ir en un doble madrugón, o después de una posta o un pernocte. Nuestro nivel de cansancio y las pocas horas de sueño, nos suplican que tengamos el caradurismo de ir de 3. Por qué de 3 dirán ustedes cuando se puede ir de 2? PORQUE NO QUIERO PENSAR. Me paro en la cabina y hago un embarque automático saludando con un “MÑDÍA” a todos los divinos que pasan que están más dormidos que yo. Nada de anuncios de combustible ni de puerta 4l en automático ni de contar pasajeros… nada.
Pero llega el Briefing y temblamos porque hay un 33 % de probabilidades de ir de 4. Implicancia: depende con quién, no descansarás ni un segundo hasta apoyar tus nalgas en el remís. No cerrarás los ojos más que para pestañear, tendrás tus pertenencias distribuidas por todo el galley, no irás al baño, no encenderás el celular, no… no… no.
Y el/la amable jefe/jefa ofrece el choice de posiciones. Y todos tenemos algo elegido pero por no herir susceptibilidades, ni hacer sentir mal al jefe… sonreímos, o miramos para otro lado y diciendo al unísono ” A mí me da lo mismo” también reemplazada por ” Si todas las posiciones son iguales” o ” “Decidílo vos, da igual”.
Y te ponen de 4 nomás.
Y la reconch… sonreís y le jurás silenciosamente en tu mente que se la vas a hacer parir TODO el vuelo y les deseás al 3 y al 4 toda la turbulencia posible y que se les caigan todos los té con leche que se vayan a tomar cada vez que estén por desayunar.
Pero como sos cortés… no se nota.
Otro claro ejemplo es el sanguchito.
Sobre todo si sos mujer, la elección del sanguchito suele ser una muestra de nuestra cortesía.
Sería más o menos así.
(Sin distinción de jerarquías entre la 2 y la 3, ni de antigüedad en la empresa)
la 2: pongo a calentar los sanguchitos, gorda?
la 3: (susceptible por lo de gorda) dale!
la 2 los pone, ambos dos. Les saca el film lentamente, los acaricia con sus dedos bacterianos de bordes de vasos mojaditos de cabina full 8 am y los apoya con delicadeza en el frío piso metálico del 0ven 4)

Piii…piii…piiii!!!

Es claro que las dos están a dieta y ninguna quiere el gordito. Las dos matan por los de miga, que, además de ser más ricos y ser dos, dan menos culpa. Además el gordito, cuando lo calentás se derrite todo, se desarma, pierde queso y los bordes se le ponen duros.

la 2: Gor, cuál querés?
la 3: me da igual, el que vos no quieras.
la 2: no, decime, en serio, mirá que a mí mucho no me gustan en realidad.
la 3: dale tonta! en serio que me da lo mismo! elegí vos.
la 2: cuál te gusta? en serio te dá igual…?
la 3: si, si. Dejame el que vos no quieras porque igual no sé si lo voy a comer.
la 2: bueno, agarro este… que se yo.

Cortesía.

Obviamente si la 2 es ubicada, va a agarrar el que menos le guste… quedándose la 3 pensando en SI EN REALIDAD quería el de miga o prefería el gordito.

Las demoras

Luego de haber esperado incontables minutos para embarcar un pasajero que recibió la encuesta fue muy claro.

“Sé que no son culpables pero esto de que tienen a un pasajero como rehén no es serio”

Transporte.


SABEN TODO, PREGUNTAN TODO, ESCUCHAN TODO.
Conocen las parejas, las peleas, los amantes, los casorios, los divorcios, las internas, critican el cuerpo de las chicas y hacen un ranking de las mejores y peores, opinan acerca de la sexualidad de los chicos y declaran quién es más homosexual que quién. Torturan a los tripulantes nuevos metiéndoles miedo y contándoles historias inventadas acerca de los más antiguos.
Su oficina con volante, escucha todas las declaraciones y charlas telefónicas para, luego, juntarse entre las cañas de pescar en la costanera y comentarlas con los compañeros. Las fotos de desnudo que hizo fulanita, como engordó tal jefa o con quién le mete los cuernos el copiloto a la señora, “esta se hace la fina cuando está vestida de tripulante pero la llevé al ditching y con jogging y cara lavada no vale dos mangos”.
Se quejan de tu barrio, de tu calle, de que no se puede estacionar ahí, del horario, del tiempo que les dieron, de la combinación, de que les metieron un viaje a Pilar cuando estaban volviendo a su casa en Quilmes, de que cambiaron el turno y trabajaron a la tarde y no pudieron meter ni 5 viajes, se quejan porque la valija pesa mucho, porque no te sabés el número de vuelo o porque te fuiste PM y no le firmaste.
Todos los días nos esperan a las 2, a las 3, a las 4 de la mañana.
Muchos nos compran caramelos palitos de la selva y algunos nos ponen cajitas de kleenex para que nos saquemos el labial, te apagan la radio cuando está el partido y vos venís del madrugón, te encienden la luz cuando te maquillás, te tocan el timbre cuando te quedás dormida; te dejan manejar el auto, te llevan a comprar medialunas antes de ir a tu casa después de un vampiro, te escuchan cuando venís con rayes de familia o de pareja, te llevan de vuelta si te olvidaste el pañuelo arriba… te buscan, te traen, te cuidan.

Son una mezcla de tu psicólogo y tu amigo, con el portero y la vecina de al lado.
Son los chicos de transporte.

El estereotipo

Si existe un estereotipo de azafata?
Claro que sí.
Y yo misma, desde afuera, lo odio.
Peleo con cada célula de mi cuerpo por romper el molde.
¿Podré?