Un pequeño mito de la aviación que me gustaría resolver:
Se encuentra usted recién arribado al avión, recién agotado de hacer la larguísima cola del counter del check in, recién intrigado por el cartel que reza “declaración de aduana” que le llenó el ano de preguntas tales como: debería declarar el celular? Si no lo declaro me lo querrán cobrar a la vuelta? Si lo declaro me harán pagar más caro en el formulario de ganancias?
Recién manoseado por la policía aeroportuaria, recién indagado por la gente de migraciones, recién desvalijado por las glamourosas promotoras del duty free, recién enlatado en un colectivo que lo acercó a las escaleras del avión, recién empujado en el minúsculo pasillo, recién guiado a su asiento, recién sentado…
Y se encuentra conmigo, que lo miro con ternura porque LO SE, porque SE lo que es todo el trajín incómodo, las vueltas y vueltas que debió dar para llegar a esa butaquita que parece cada vez más pequeña, que minuto a minuto se encoge provocándole calambres, SE lo que es tener sed desde que salió de casa pero negarse a pagar 40 pesos un agua sin gas, SE lo que querer dar en adopción a los hijos en combo con la mujer porque no pueden estar TAN profesionalmente entrenados para romperle las pelotas, lo sé, lo sé, lo sé. Es por eso que, como conozco su estado de impaciencia y entiendo su carencia de tolerancia, quiero explicarle algo antes de que explote en 17 mil pedazos de células nerviosas cuando escuche el siguiente anuncio:
“Les habla el capitán, blalablabla y blablabla y nuestro despegue será en los próximos 25 minutos”.
Tranquilo, respire.
Este mensaje va también para todos lo tripulantes nuevos, creo que entre todos podemos hacer un mundo mejor. Compartan esta información, sean generosos. La aeronáutica se los va a agradecer.
Yo sé señor que usted cree que una vez cerradas las puertas el avión es abducido por una magia interestelar y que el cerebro del capitán se conecta mediante unas ventosas al del copiloto, y que en interacción con el nabucodonosor de morfeo, se eleva, llegando hasta la altura crucero donde se desconectan algunas ventosas y aprovechan para comer y leer el diario. Pero, no, no es así.
Aunque parezca mentira, el avión tiene motores.
Si.
Esos motores no son encendidos en plataforma ya que podría ser peligroso por el impulso de los mismos, así es que, una vez quitadas las escaleras, cerradas las puertas e iniciadas las listas de chequeo, comienza el push back. El push back es nada más y nada menos que un remolque. Lo gracioso es ver que el tractorcito que está remolcando hacia atrás, podría ser un carrito de golf, de esos que llevan a los señores con sus palos por los verdes campos. Una vez remolcados, el avión está en la calle de rodaje y puede moverse por sus propios medios, enciende sus motores y taxea o comienza su rodaje hasta la cabecera de despegue. Eso, dependiendo del aeropuerto puede llevar unos minutos, o puede llevar un largo rato, ya que hay aeropuertos enormes con muchísimas pistas, calles y distancias mucho mayores. Una vez llegados a cabecera y habiendo terminado las listas de checkeo, se deberá esperar la autorización de la torre de control, quienes tienen visión macro del aeropuerto, para despegar.
Todo eso, en solo 20 o 25 minutos.
Señor, ya está, ya llegó, relajese. No se preocupe por esos 25 minutos, estaban contemplados, son parte del trabajo de los pilotos junto con las ventosas en sus cerebros y la intravenosa de carne o pollo.
Mire por la ventana, trate de divisar el mini tractorcito, ríase de lo ridículo de la situación, rájese un buen pedo y que se lo fume la jermu, si lo rompe las pelotas échele la culpa a la presurización, en al avión se puede cagar tranquilo, es otro de los servicios que ofrecemos.
En lo aviones no hay detectores de gases???( más respeto, que..)
jajajajja….que buena sintesis!! Muy cierto…y ojala sirva para muchos que esten leyendo esto!!
QUIERO LEER MAAAASSSS!!!!!!!! Inspirate porfa!! Me divierte muuucho leer estas vivencias escritas con taaan buen humor!! SOS LO MAAASSSSS