Ezeiza-Santiago. Un solo tramo.
Búsqueda 16.45 El remisero no me permitió sacarme el remanente de rojo de mis uñas de cuatro eles en su lujoso auto.
Estaba en todo su derecho de no querer oler a cutex por 36 horas consecutivas pero EL MODO que utilizó para negarse a mi petición fue, al menos, rudo.
-Te puedo pedir un favor?
Me mira con cara de orto, serio, sin contestar.
Abro mis diez dedos dejando ver que alrededor de mis uñas corre un matiz rojo que sobrevivió dos pasadas de algodón con quitaesmalte.
-No me salió. Puedo pasarme un poquito acá en el auto con la ventana abierta?
Me mira con cara de orto, serio, sin contestar. Mira mis manos y se pone el cinturón.
Empiezo a sentirme muy chiquitita, muy poca cosa, muy cagada a pedos. Cierro el cierrecito de la cartera mirando hacia abajo y no digo más.
Él decide hablar.
“MIRÁ… (ninguna frase que empiece con MIRÁ puede tener un ápice de amabilidad) A MI NO ME JODE que se maquillen, se pinten los ojos, se pongan cosas, (?) se pinten las uñas, pero ESO NO. ME HACE MAL” Sigue con la cara de orto y manejando.
OK FLACO AVISAME EN QUÉ MOMENTO TE COGISTE A MI VIEJA Y LA DEJASTE EMBARAZADA Y YO NACÍ 9 MESES DESPUÉS. QUE YO SEPA MI VIEJO ERA UN GIGANTE INCONTROLABLE, UN LOCO DESATADO, UN GAUCHO DESQUICIADO Y NO UN PELOTUDO DE MIERDA QUE ME LLEVA DE MONSERRAT A EZEIZA Y ME CONTESTA COMO SI YO FUERA SU HIJA, PEDAZO DE INFELIZ MALEDUCADO.
Sonrío y le digo “Claro, no hay problema”.
Marquemos las diferencias.
El flaco está en todo su derecho de no querer tener olor a quitaesmalte encima. Esa la tiene de su lado: SU AUTO, SUS REGLAS. De hecho nosotras no estamos autorizadas a maquillarnos en el auto ni hacer nuestras uñas ni ninguna cosa de ser humano real porque recordemos que somos azafatas, la gente tiene que pensar que nos levantamos de la siesta con aliento a jazmín del prado a las finas hierbas y que cuando nos ponemos en pedo vomitamos bandejitas perfectamente ordenadas con opción de carne o pollo.
Pero fuera de que él puede tener sus motivos para elegir dejarme usar el puto quitaesmalte o no, el respeto, la delicadeza, la amabilidad… se pueden mantener, o no?
Qué odio me dio que me hablara en ese tono. Me maquillé TODO EL VIAJE sin dirigirle la palabra. Me miraba de reojo con furia cuando me ponía máscara en las pestañas, porque YO SÉ LO QUE PIENSAN LOS HOMBRES: SI PEGO UNA FRENADA ESTA PELOTUDA SE SACA UN OJO.
PEGÁ LA FRENADA, A VER? PEGALA MIERDA! PEGALA A VER QUE PASA!!!!???? O te pensás que no me puedo anticipar a tus maniobras siomas, rey del volante. Infeliz.
Llegué a Sala de briefing con las uñas horror.
Faltaban 15 minutos para empezar así que me fui al baño y me saqué el rojito de las esquinas, me levanté el jopo y limpié una mancha de leche de vaca de mi media.
En el baño me encontré con una compañera que repasaba sus uñas. Somos un primor.
El vuelo salió bien, normal.
Aterrizamos a las 21.03 y sorprendentemente, yo todavía tenía ganas de salir.
Arreglamos para tomar algo, o comer… apenas llegamos al hotel, en el check in, nos atienden HUMBERTO y DOMINGO.
Humberto escucha que teníamos ganas de ir a algún lado y arranca la promoción.
“Conocen la sala GENTE?”
Nos miramos con las cejas levantadas.
LO VENDIÓ como si fuera una tomorrowland.
Que entramos gratis con unas invitaciones que él nos daba, que nos regalaban un trago adentro, que estaba a 10 minutos caminando, derecho por Apoquindo, que es un lugar “re cheto”, (sic) que la música estaba buenísima, que muy buen ambiente, que él tenía la VIP GOLD, (saca tarjeta de membresía dorada).
Después de algunos chistes, decidimos encontrarnos a las 00.30 en el lobby para ir los 4 juntos caminando.
Costó, la verdad. Una vez que se llega a la habitación dan más ganas de meterse en la cama, o mirarse unas series que de ir a meterte en un boliche al que llegas CAMINANDO, pero le pusimos onda.
Abro la ducha.
Cuando me estoy por meter, noto que no hay shampoo.
Todas son cremas corporales.
Llamo a recepción, la chica no entiende.
SON TODAS LECHES CORPORALES NO TENGO SHAMPOO.
Ahh… bueno.
ME PODES CONSEGUIR UN SHAMPOO QUE ESTOY EN CONCHA GRACIAS.
Voy a ver qué puedo hacer.
Espero 20 minutos, nada.
Bueno, no me lavaré el pelo de volar, cosa que me molesta mucho, pero como me lo había lavado hacía 6 horas no era tan grave. Me meto en la ducha, me enjabono.
TOCAN LA PUERTA. No me jodas.
LLAMAN POR TELÉFONO. Salgo de la ducha mojando todo, es el chico de recepción. “Mi compañera está en la puerta de su habitación golpeando”.
Le abro y me da dos shampoos. Gracias, dulce.
Vuelvo a la ducha a enjuagarme y veo que ya pasaron 10 minutos de las 00.40.
No me lavo el pelo, salgo, me visto, me maquillo.
Son 00.45 y salimos caminando en dirección a la noche chilena, a unos buenos jagüers, un sillón mullido y una música de mierda, claro está.
Caminamos hablando de pavadas, y en eso… llegamos.
CERRADO.
Una escalinata y arriba un cartel de neón de lo que parece ser una boite del año del re contra orto. Y la cortina baja como verdulería a las 4 am.
Nos miramos.
Ah noooo, si somos 4 pelotudos.
NO VES QUE LOS CHILENOS NOS ODIAN!!!!???
Y nosotros pagando las consecuencias de los 40 millones de Argentinos, pagando la guerra de Malvinas, pagando los mundiales de fútbol, el gobierno K y los cuernos de Pampita.
Y YO QUÉ CULPA TENGO DE QUE PAMPITA LO HAYA GARCADO A BEJAMÍN LA PUTA QUE LOS PARiÓ!??!??
Por qué me hacen esto a mí!!? POR QUÉ!!?
Volvimos caminando riendo las primeras cuadras y después, en silencio. Losers. Pateando nuestra autoestima.
Los más jóvenes dijeron que era buena idea volver al hotel y de ahí salir hacia otro lugar. A mí con cada cuadra se me iba cerrando más y más el orificio vaginal hasta llegar a límites insospechados.
Llegamos al hotel y HUMBERTO y DOMINGO se habían retirado, OBVIO, su turno había terminado y seguro se estaban mensajeando por wassap riéndose de los tripulantes argentinos con ganas de salir.
La chica del nuevo turno de recepción nos recomendó otro lugar. Este estaba abierto seguro y repleto de gente perreando y volcando champagne en sus pechos.
Se me secaba cada minuto más.
Cuánto sale la entrada?
10 mil pesos chilenos, o sea, 20 dólares. Más taxi, más tragos. Sumale la paja, el dolor de cabeza, Wisin&Yandel sonando con distorsión y que seguro en Chile no existe el Jagüermeister. Fui la primera en darme de baja. Desmotivé a todo el grupo y nos quedamos en el lobby hablando del FBO.
Al volver a la habitación, uno de los chicos, triunfante, se sacó la ropa y abrió el frigobar: no le importaba no salir, abriría esa cerveza de una vez.
Lo siento, el frigobar no funciona, todas tus bebidas están calientes y el bar del hotel está cerrado. LOSER.
La pequeña de 23 se puso el pijama y se tiró en la cama, apagó las luces y encendió el televisor. NO LE FUNCIONABA EL AUDIO. Se durmió triste buscando canales con algún subtitulado. LOSER.
Y su servidora fiel, feliz por poder ponerse a ver un capítulo de House Of Cards AL FIN, agarró el celular, leyó un par de tweets y SE QUEDÓ DORMIDA CON LA ROPA PUESTA, LAS LUCES ENCENDIDAS Y LA CAMA LLENA DE OBJETOS, entre ellos EL UNIFORME, EL CARRY ON y EL MANUAL DE FRASEOLOGÍA.
LOSER.