Trabajar en un avión es un sueño que las personas no entienden a menos que sea propio.
Se estudia para ser azafata? Dice la gente entre risas. Qué estudias? Cómo no volcar un vaso? Cómo cortar un café? Más risas. Con mi mejor cara de conchuda solía explicar los procedimientos de seguridad. Ahora ya no. Simplemente no me importa, tengo el mejor trabajo del mundo y estudié 3 meses para conseguirlo. Revienten de envidia, no me interesa. Igual vuelco todos los vasos y no distingo un cortado de un café con leche.
Pero hay una cruel realidad. El proceso de selección de las líneas aéreas es brutal. Y las niñas ponen dinero y esfuerzo para conseguir sus licencias de tripulantes con los mejores promedios y los mejores rodetes, y después de eso, nadie te dice que podés esperar 2, 3, 5 años para conseguir el trabajo, y que quizás no lo consigas nunca.
Este post no es para dar consejos, yo no puedo darle consejos a nadie. Todavía no tengo idea como mi empresa me tomó, soy la anti azafata, soy todo lo que una empresa no querría, y sin embargo, me corren aviones por las venas.
Y yo sé a vos también, sé que te levantabas tempranito para arreglarte para el curso de tcp. Sé que costaba pagarlo, sé que te exigiste mucho a vos misma, lo terminaste, y la ilusión se hizo enorme. Pero los años pasan, y los aviones no te pasan a buscar. Tu trabajo no te gusta, la vida parece no tener sentido, te vas a licenciar en fracasar. Todo parece haber perdido sentido… el avión no llega, el sueño se esfuma.
Qué decirte? Soy una pesimista.
Nacida en Chascomús, con tierra en las rodillas, llena de tatuajes, puteadora, de piernitas cortas y medio rellenitas, con la nariz grande, los dientes redondeados y chuecos, las uñas partidas, un ojo caído, la voz ronca, bastante peluda, apetito de hombre, humor bestial, lengua demasiado larga, llanto fácil, amante de la noche… qué puedo tener en común con las rubias divinas de metro setenta y cinco, piernas eternas, sonrisa perfecta, ojos claros y voz de bienestar? Yo soy caos, ellas son todo lo que está bien en esta vida.
Clari, hay que creer en la religión. No nos queda otra más que ponernos en manos de lo que nos toque en esta vida. Yo queria ser médica, quería salvar la vida de la gente, pero no pude estudiar. Entonces busqué otro amor, y cuando pensé que todo estaba perdido, llegando casi a los 30 años, el Bravo Sierra Juliet me pasó a buscar. Me rescató, me abrazó, cambió mi vida. Si cambiaría los 10 años que pasé trabajando de cosas que no me gustaban? Jamás. Esos años me forjaron, me enseñaron, me trajeron acá. El avión necesita menos rubias diosas y más chicas curtidas.
Curtite Clari, aprendé, llorá, enojate, peleate, volvé a empezar.
Licenciate en fracasar.
Cuando no queda más que el pozo, empezás a subir, y es hermoso.
Entonces quizás cuando tu manos estén cortajeadas y tus ojos rojos, te vas a encontrar en el espejo con una chica más sabia, con un proyecto de gran mujer. Y cuando llegue ese día, vas a ir a tu entrevista número 43, con tu pollerita de siempre y tu camisa planchada, y vas a brillar. Sabés que pasa cuando brillas? Los aviones te ven. Y a veces, te pasan a buscar.
Vas a perder esa oportunidad dándote por vencida? Yo sé que no. El camino es de espinas, lo sé. Pero lo que importa, aunque nos joda, es el recorrido. No te ahorres ninguna experiencia, ningún dolor, ningún trabajo de mierda, ningún jefe garca, ningún sueldo pobre. Aprendé a comer fideos con aceite por dos meses y a agradecerlo. Aprendé a que tus pies estén tan curtidos que ya no exista turbulencia que te maree. Transformate en mariposa, cosé tus propias alas, brillá. Y cuando no puedas más… acordate que si levantas los ojos tenés alguien que te dice “Está todo bien, estás conmigo”.
Y si aún así no es suficiente, acordate que acá hay una india tatuada llena de pelos de perros y pulgas, puteadora, insurrecta y desastrosa, a la que un avión pasó a buscar.
Mirá para arriba Clari, si el cielo es tu lugar, jamás le dejes de hablar.