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Mi dulce de Lecce.

No es mi costumbre hacer entradas de este tipo. Pero hoy es meritoria.
De tanto en tanto me toca la difícil tarea de despedir a algunas personas muy queridas, algunas se alejan por algún tiempo, otras se alejan para siempre.
Hoy es el turno de un amigo a quién quiero mucho, que nos deja hasta nuevo aviso, que se baja del avión.

Lo conocí en mis comienzos, íbamos a entrar juntos al mismo curso y como a mí me faltaba el dni, me dejaron pendiente para el curso siguiente. Unos días después, se presentó en el local donde yo estaba trabajando, y se compró unos calzoncillos sexys, casi tanto como él. Habiéndolo visto sólo una vez, lo reconocí por su gran sonrisa y su hermosa corbata. Unos meses después los dos nos encontrábamos rindiendo exámenes en la empresa, en aulas diferentes. El empezó a trabajar un mes antes que yo.
Era lo que yo llamo “un rompe galley”, te abre, te saca, te pone, te sube, te baja, te cierra y todo en dos segundos. Sonríe, sonríe, sonríe, atiende, sonríe, termina, empieza de nuevo, todo con un carisma y una alegría desbordante.
Creía que este cachorro iba a envejecer en el jumpseat de al lado mío.
Pero hoy se va.
Mi dulce de Lecce se va a vivir a otro país. Decidió escuchar la música de sus venas y hacerlas su propia house. Estoy seguro de que allá donde vas, animarás las fiestas mas divertidas, y desde mi pequeño galley bailaré pensando en tus dientes como teclas de piano, y tu hermoso jopo latinoamericano, tu preciosa ropa, tu charm, tu manera de amar…
Mi amado dulce de Lecce, te voy a extrañar. Sos una pieza de este rompecabezas tan bitching, son parte de esta historia tan vulgar.
Es difícil pensar en un avión sin vos, pero sé que vas a estar mejor.
Que allá donde vayas, encuentres lo que buscas. Que te amen como nosotros, que te besen, te disfruten…como nosotros o aún más.
Dejas en mí la marca de tu Lecce, aunque suene muy vulgar!!
Y sabé que allá donde sea que estés, y hagas lo que sea que estés haciendo, no importan las decisiones, las personas, ni las horas del día… porque vos, mi querido Lecce, siempre serás Tripulante de Cabina.

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Enloqueceremos.

Hoy me pregunto si voy a poder seguir trabajando en el avión.
Tengo la culpa de trabajar en una empresa extranjera.
Sacrílega, profana, asco, asco, puaj.
Una empresa extranjera, con capitales extranjeros, que emplea a más de 5000 trabajadores argentinos.
Asco.
Puaj.
Una empresa pequeña y extrañamente familiar, que sentimos más celeste y blanca que muchas cosas.
Tenemos nuestros trucos y licencias para hacerla bien argenta.
Pequeña, chiquitita y culina.
Toda la estructura de vuelos, domésticos, regionales, internacionales, se mantienen con menos de 15 aviones.
Parece un chiste, no?
No lo es.
Este ambiente, el aeronáutico, es bastante más chico de lo que parece.
Fuera de este empresa, no hay muchos lugares más donde se pueda trabajar. Dos o tres, pero con mucha suerte o muchos contactos para entrar.
Uno no puede darse el lujo de elegir en qué empresa quiere entrar, las vacantes son limitadas y, todos los años, cientos de chicos egresan de las escuelas de TCP y de las escuelas de vuelo y quedan a la espera de las renuncias, los despidos o de alguna jubilación o fallecimiento. Pequeños buitres… ( been there, done that)
Este trabajo es vitalicio. Sólamente el 2% de la gente que lo hace lo deja. El otro 98% piensa jubilarse con medias de descanso y rodete.
Si, vos, el que entraste por la plata, el que entraste por los viajes… todos somos mucho más F.B.O. de lo que pensamos.

Hoy me pregunto si el impacto de la economía mundial, la situación de Chipre, las alianzas, los gobiernos, los intereses públicos y privados me permitirán a mí, seguir poniendo mis piecitos en el avión y saludando al gigante cuando lo veo.
Nosotros, los que tenemos la religión de los aviones, nos preguntamos qué haríamos si nos evacuaran, si nos dijeran que ya no más, que volvamos a casa a desarmar nuestras valijas y pisemos tierra firme… volvamos al mundo real.

De pensarlo, nada más, agarro el blister de rivotril y me lo trago.

Ah no, no. Claro, hay que entender. Hay que seguir adelante, hay que madurar, hay que adaptarse a los cambios.
Levanto, pues, los anillos que se me han caído, no porque sea una #cortecheta, sino porque mis dedos sin presurizar no son mis dedos, porque todo me queda grande si no estoy en el avión, porque YO SOY UN AVIÓN, soy una escala miniatura, soy alitas, soy turbinas, soy galley y corazón.
No entendés.
No entendés.
No me saques a mi avión.
No se te ocurra alejarme de mi bebé y padre a la vez, no se te ocurra prohibirme que le haga al señor ese café, no se te ocurra alejarme de mi Bravo Sierra Juliet.

Escribo esto en el galley delantero, sentada en mi jumpseat, volviendo de Calafate con mis pies helados y un té esperandome.
Una leve turbulencia me hace danzar la pizzacasera de la rubia bocona en el estómago, me zumban los oídos por el descenso y sé que aún debo terminar los informes.
Pienso en mi casa, la perra, los gatos, mi familia, amigos, mi sillón… y sé que no hay mejor lugar para escribir esto.

Me pongo de pie y alcanzo el P.A. mientras 143 personas duermen.
Podrá costarme el puesto, pero mi Sierra Juliet lo merece.
En la oscuridad de la cabina, se escucha mi rasposa y tenue voz por los ruidosos parlantes de la Yanki Class.

¿Quieren saber qué les dije?

The lunatic is in my head
The lunatic is in my head
you raise the blade, you make the change
you re-arrange me ‘till I’m sane
you lock the door
and throw away the key
There’s someone in my head but it’s not me

pizza
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Pilotos en Disney.

For Bitching Only presenta la clave para hacer que el Capitán y el First Of. conozcan Disney por 68 pesos.

Primero:
Comprar Harina, Levadura, Tomate, Queso, Orégano y Aceitunas.
Segundo:
Preparar la masa en casa y meter el resto de lo comprado en tuppers.
Tercero:
Encender el horno calentar la masa con el tomate y luego agregarle el queso, al retirar, rociar con orégano y aceitunas cortadas.
Cuarto:
Apretar Captain en el interphone.
Quinto:
Llevarles la pizza sin decir nada.

Listo.
La cara de Disney Channel que se les pone a los dos sujetos es mejor que la de tu sobrino subido a la montaña rusa de Batman.

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Te amo, Despego, Bye

A buen entendedor, pocas palabras.