Media vida

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( https://youtu.be/bogGO4UUxvo)

Tener 35 años y no haber decidido casarme, tener hijos, sentar cabeza, formar familia; o como sea que lo llamen en estos días, parece haber sido una elección.
Algunos de ustedes opinarán que pude haberlo hecho en tal año, o en tal otro, con ese chico que era tan bueno, con aquél que me quería tanto o con el que se me veía tan bien.
Puede que tengan razón. “Pude haberlo hecho”.
Otros dirán que es el mal de la azafata. Después de cierta edad, si no tuviste por elección, por insensatez o por accidente… ya va a ser tarde. La azafata quiere otras cosas, tiene otros sueños o ambiciones, ligadas a la vida de los bon vivants y no de las amas de casa sacrificadas.
También puede que tengan razón, quizás exista el “mal” de la azafata.
Pero con 35 años y medio creo haber entendido algo acerca de mi propia vida. 8 años arriba de aviones, escuchando gente, pisando suelos extraños, durmiendo en lugares que no reconozco por las mañanas, me dan la licencia de poder opinar. Me gusta pensar en la bendición de ser azafata, en lo que enseña, en lo que deja la distancia, la paciencia, el aprender a esperar.
Mi gran desafío en esta vida fue aprender a esperar. Errores cometemos todos los días: perdemos la billetera, olvidamos las llaves del lado de afuera, servimos café cuando era té o nos confundimos el día que teníamos médico. Yo decidí que había algunos errores que prefería no cometer. Por eso no me casé todas esas veces que parecía que estaba a punto de hacerlo y por eso no tuve hijos todas esas veces que era tan fácil como abrir las piernas. (Quizás)
Lo que aprendí es a permitirme aprender. Escucharme, no correr, prestar atención a las direcciones que quería que tomara mi vida. El impulso muchas veces fue un mal consejero, ligado no tanto a una corazonada sino a la ansiedad. La ansiedad es otra de esas amigas que no quieren verte bien.
Pararse y mirar lo que uno construyó, lo que destruyó, las veces que se hizo cargo de cosas con dos ovarios gigantes y las veces que huyó para meterse abajo de la cama.
Me río porque hice tantas cosas que podría darme por hecha. Sin embargo no, siempre quiero más. Más de ustedes los que me acompañan, los que sonríen y lloran conmigo, más de no darme por vencida, más de pelearle al miedo, de enfrentarme al espejo, de seguir poniéndome de pie aun cuando mi propio juez me diga que me siente.
Quiero ser libre para siempre, quiero ser desacatada y desprolija. Quiero cometer los errores que yo misma elija. No los que los demás pretenden, no los que están escritos, no los que se suponen que.
Probablemente, si tengo suerte, esta sea la mitad de mi vida. Me llevó MEDIA VIDA entender. Quizás es mucho, quizás deba pedir disculpas por haber tardado tanto, pero quizás estoy a tiempo y todavía me quede media vida para disfrutar lo que aprendí.
Por eso es que hoy es para mí el día de la mujer, el día del tripulante, el día de los enamorados, el día del niño, el día del amigo, el día de la madre, mi cumpleaños y el tuyo. Hoy es el día en el que festejo la libertad.
Y quizás te contagie un poco esta necesidad de ser tan auténtico que a veces joda, esta adicción a ser libre por encima de todas las cosas sin olvidar que todos y todo lo que está a nuestro alrededor nos puede enseñar.
Nunca dejen de aprender y ustedes, mujeres, nunca abandonen la libertad. No hay nada más bello que una mujer libre en este mundo.

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Viajar Low Cost o viajar como un rey.

 

Cuando vas a comprar un pasaje aéreo, te parece caro. Siempre.

Los precios de estos pasajes estuvieron regidos por una especie de “restricción” en la que que el gobierno no permitía que las empresas te cobraran lo que quisieran, tanto para arriba como para abajo. En febrero de este año se eliminó el tope máximo, pero se mantuvo el mínimo. Se supone que eliminando el máximo se la da más cintura a las empresas para que puedan subir los precios y de esta manera diferenciarse en lo que ofrecen: horarios, escalas, entretenimiento a bordo… se supone que no quitaron la restricción a la tarifa mínima porque con la inflación que hay el mínimo va quedando inexistente, pero las malas lenguas dice que no lo hicieron porque el gremio de transporte no se lo permitió, si bajan los precios de los pasajes aéreos, la competencia con los micros de larga distancia sería tan ruda que nadie subiría a un micro. Parece ser que nuestro país es uno de los pocos que opera con micros de largas distancias, en las distancias que lo hacemos nosotros. ( Y en las condiciones en las que lo hacemos, muchas veces; rutas hechas pelota, conductores que se quedan dormidos porque no tienen descansos cumplidos…) Como sea, los rumores dicen que ese mínimo podría desaparecer muy pronto y algunos festejan mientras otros lloran.

Aquí es donde aparece mi disyuntiva, una cosa opino como usuaria, pero otra muy distinta opino como tripulante de una línea aérea.

Como pasajera, amé volar por Europa por precios bajísimos. Si planeás bien un viaje, sabés que pagás una fortuna para cruzar el océano, pero que si buscás bien, empresas Low Cost (LC a partir de ahora) te ofrecen un servicio de mierda a cambio de dos mangos para hacer solo una cosa: LLEVARTE DE PUNTO A PUNTO A VOS Y A TU EQUIPAJE, EN UNA PIEZA, o sea vivo.

Escuchen, les voy a contar un secreto. ESTO ES LO QUE SE SUPONE QUE TIENE QUE HACER UNA LÍNEA AÉREA, LLEVARTE DE PUNTO A PUNTO. Todo lo demás se fue creando a partir de ganarle a la competencia. Uno dijo, vamos a darles comida, otro dijo vamos a darles champagne, otro dijo vamos a darles asientos que se hagan cama, otro inventó la “primera clase”, entonces todo se puso feroz y las azafatas enfermeras dejaron de ser enfermeras y pasaron a ser yeguas de un metro setenta, rubias, boconas, de ojos claros y tetas naturales que explotaban las camisas. Creado el paraíso, se empezó a crear el infierno: hagamos algo para los que no pueden pagar: achiquemos la “clase turista”(o económica) dejemos a las tripulantes volar hasta que se le caigan los dientes, hagamos una comida de mierda en una bandejita cada vez más chiquita, démosle maní a los pasajeros así se pasan todo el vuelo con dolor de panza… Ni más ni menos que una especie de “banda tarifaria” creada por el mismo mercado, el que puede paga más y es tratado mejor, el que no puede se va al gallinero donde los chicos lloran y si pedís un café te llega cuando estás aterrizando. Lo siento, estimados pasajeros, es triste la verdad.

Lo que nadie pone en juego, es la seguridad. Ni nosotros, ni ellos, ni las LC, ni las aerolíneas más míticas. Detrás de ese maní, detrás de esa tripulante viejita gordita de 65 años, detrás de tus valijas gratis o tus valijas pagas, todos trabajamos por la seguridad, eso es algo que no te decimos casi nunca, pero que tenemos en la cabeza todo el tiempo. Ningún avión se quiere caer, y eso, no lo negociamos.

Partiendo de esa base, las Low Cost van a organizarse y cuando la banda tarifaria desaparezca por completo, se van a sacar los ojos por entrar al mercado Argentino. Recuerden que el Argentino puede no tener plata para el colegio del pibe, pero llega enero y se va de vacaciones. Somos así muchachos para qué negarlo, nos gusta más la joda que ver que nuestros hijos saben la tabla del 9. Y si de pronto aparece una línea aérea que me ofrece ir a cualquier provincia Argentina por el precio que antes me iba en micro? De manera segura, rápida y glamourosa? Y ahí me detengo. Discúlpenme, pero aquí es donde mi parte de pasajera se encuentra con mi otro yo: la azafata.

Glamour? Definamos qué es para ustedes viajar con glamour? Para mí el glamour está asociado con la belleza; la belleza de lo observado, el avión, la prolijidad; la belleza en el trato, una mirada, una calidad de servicio, un gesto que no esperabas. Que las LC puedan tener aviones divinos? Puede ser. Que sus tripulantes sean todas diosas de 25 años? Puede ser! Que tengan pantallitas a bordo para que los pasajeros se entretengan? Puede ser!!! Ahora quiero ver cuando pidas un café y unas papitas y tengas que pagar 150 pesos, ahora quiero ver cómo te tratan en un vuelo a Córdoba después de que el pasajero número 40 del día te paga con un billete de 500 pesos, o te dice “EN OTRA AEROLÍNEA EL CAFÉ ES GRATIS”, o “ESTÁ MÁS CARO QUE EN EL AEROPUERTO”, y empiecen a quejarse porque pagaron por despachar equipaje, por pagar con tarjeta, porque llegaron tarde y tuvieron que cambiarles el vuelo o por el aire que respiran. La Low Cost te cobra por absolutamente todo, no hay nada incluído en la tarifa base, y a medida que vas sumando cosas te das cuenta que tu pasaje empieza a dejar de ser tan barato. En la puerta de embarque te miran cada cosa que subís, solo permiten una mochila o una cartera y si subis con ambas, más vale que metas la cartera adentro de la mochila o te hacen despachar la mochila ( pagando) lo digo porque me pasó. (España, donde las LC son bravas bravas).

Nota del blog: cuando la azafata pierde le paciencia te empieza a tratar como el orto. Mismo aplica para personal de tráfico, cajera de supermercado, cajera de banco o recepcionista. Cualquier ser humano que trabaje en contacto con MUCHA gente durante MUCHA cantidad de horas, cuando llega a su límite empieza a contestar mal incluso a quién no se lo merezca. No lo olviden.

Entonces, nos preparamos para un mercado como una jungla. Todos compitiendo por ganar su importante elección. Algunos con sonrisas genuinas, otros con sonrisas forzadas, algunos con el foco en el cliente, otros con el foco en el ahorro, algunos sin foco… por suerte hay pasajeros para todo, y por suerte, habrá aerolíneas para todos. Mientras ustedes como usuarios eligen, hoy pago menos porque voy y vuelvo y no me importa, hoy pago menos porque no me voy a tomar ni un café ni a despachar valija… habrá quien diga: me voy a llevar a mis hijos por primera vez a conocer Iguazú, quiero lo mejor, no voy a ahorrar unos pesos para después bajar puteando. Hay que tener en claro lo que ofrece una LC y después no renegar, no enojarse ni pedir cosas que no nos van a dar.

Mientras tanto, los que no somos LC, lloraremos en silencio la competencia, pero a cambio, intentaremos dar lo mejor de nosotros para diferenciarnos, para que sigan eligiendo la sonrisa genuina y los pequeños detalles. Los que han volado con nosotros saben que con lo poco que tenemos intentamos que los pasajeros se sientan como reyes. Ahora solo queda esperar y ver qué nos depara el mercado y qué eligen ustedes.

Viajar Low Cost o viajar como un rey?