Ranking

Esta semana quiero dejar en el ranking, las tres frases de tripulantes que más me han conmovido:

1- Cada vez hago menos silent review.
2- Me dan tanto asco los hoteles que no me meto en la cama, tampoco apoyo la cabeza directamente en la almohada sino que pongo alguna prenda mía entre mi cabeza y la funda.
3- Tres veces por semana es poco, si estás conviviendo tiene que ser todos los días y en vacaciones, dos, tres por día.

Se les agradece infinitamente a las fuentes anónimas que nos brindan esta información, enriqueciendo inconmensurablemente este espacio virtual llamado For Bitching Only.

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Lima Victor Polvos

Heme aquí, desayunando en el Sheraton Lima Convention Center. Finalmente, luego de una larga espera de 9 meses, tachando los días en la pared de arriba de mi cama, estoy en Lima. En realidad estoy en Lima desde antes de las 12 del mediodía de ayer pero, el asunto de haber estado sin valija me ha desconcertado un poco. Les gustaría que comience por el principio? Cómo no…
La gente nos pregunta qué tiene de bueno venir a Lima. Nos avergüenza hablar solamente de los beneficios microeconómicos y consumistas, entonces hablamos de que es una ciudad hermosa, nos avergüenza hablar de que nos encanta hospedarnos en el Sheraton así que decimos que es una ciudad hermosa, nos da vergüenza aceptar que queremos que nos laven el uniforme, entonces… Qué hermosa ciudad por el amor de Diossss!!
Ahora, fuera de joda, Lima es un lugar hermoso. La recorrí poco, pero tengo especial debilidad por el aire marino de las ciudades, y específicamente acá, me matan los cactus altos que andan por todos lados, las casas de colores, el ají de pollo y los taxistas enajenados, egresados todos de la escuela de taxi driver, jugando en las autopistas a ver quién le pasa más cerca y más rápido al otro sin volarle el espejo retrovisor.
Dicho esto y sin un ápice de pudor, he decidido que las almohadas del Sheraton Lima Convention Center son las mejores del mundo. Ya podría no tener sala de convenciones y llamarse Almohadeishon Center que a mí me daría lo mismo. Ubicado a cuatro escasas y poco amables cuadras de polvos azules, el paraíso de la truchada que no se nota, y a dos pasos de un patio de comidas del copón, este hotel se ha transformado en los sueños húmedos de muchos de nosotros. Después tenemos cosas como el ceviche, que me da muchísima impresión, el pisco y, claro está, el revoltijo, el nombre en clave para el local llamado “la quinta”. De los palitos de queso de la crew room prefiero no hablar, llevo 4 visitas a la habitación 461 y parece ser que nuestros compañeros tripulantes de otra empresa extranjera han arrasado con ellos. Me acerco al plato y con los ojos llenos de lágrimas me paro frente a él para encontrarlo vacío, deslizandole mi dedo babeado , tratando de que se peguen algunas migas, me levo el dedo a la boca en un espasmo de placer y me retiro odiando silenciosamente y saludando, adiós, adiós, buen día, que tengan buen vuelo la reconcha puta madre que los parió, un año esperando para que ustedes lechonas de cuarta se coman todos los palitos de queso, pero por qué no se hacen coger por un toro en celo y les sonrío con los ojos achinaditos y salgo de la 461 apurando el paso hacia el ascensor.
Ah si, el principio.
Preparo la valija la noche anterior. En Lima hace calor asi que un solo jean, dos, tres bombachas, un corpiño, tres remeras, un saquito, el traje de baño, unas zapatillas, un vestidito… Abro el carry, perfume, ipad, cremas, cepillo de dientes… Ah cierto! Voy de traslado… Entonces llevo el uniforme en la valija grande, con la pinza, el delantal, los zapatos… Y ahí empieza el tetris, esto acá, esto allá, listo, cierro todo. Me acuesto a dormir unas cuatro hermosas horas. Me despierto, me baño, le doy de comer a los culinitos y dudo… Podré llevar el ipad… No estoy segura si me lo dejan entrar, asi que lo saco. Lo reemplazo por la cámara de fotos y aprovecho para meter unas ojotas. Cierro, bajo, me voy.
Llego al aeropuerto, despacho la valija, me voy a la sala de embarque, embarco, me hacen UPG, me siento al lado de un chino. A partir de ahora: mi marido. Comemos rico, mi marido elige fiambres y yo omelette, le estoy a punto de pedir que me de a probar el quesito, pero su español no es muy bueno, así que mejor no. Él no necesita documentación, está en tránsito. No le interesa el entretenimiento a bordo ni los auriculares, se saca los zapatitos, se pone full flat y se tapa con la mantita. Dormí mi vida, te despierto en el descenso. Yo me saco las chatitas me clavo las medias azulinas del amenity, me tapo, me acomodo y empieza la peli de amor y muerte que me va a hacer llorar medio vuelo. Termina la peli y tengo sueño, pero antes de dormirme me doy cuenta de que me estoy haciendo pis. Mi marido está full flat, está jodido para pasar. Me pongo las chatitas arriba de las medias gruesas, y levanto la pierna a lo nadia comanecci, cuando lo escucho dar un ronquido tipo serrucho que casi me hace caer de la risa. Voy al baño, saludo a las chicas en el galley, hablamos de mi marido, les cuento que le voy a pedir en la escala que la próxima vez, use las banditas esas en la naríz, y vuelvo al asiento. El duerme, yo también.
Llegamos a Lima, mi marido me baja el carry del overhead, que primor, gracias le digo bajando la cabeza así muy arigato gozaimasu.
No nos vemos más, adiós, farewell. Entramos a Lima, al fin!!!! Vamos a buscar las valijas… La verdad es que ustedes saben que yo soy de explayarme mucho, todo lo cuento con mucho detalle y mucha emperifollación, así que voy a tratar de resumir esto de la mejor manera posible.
Mi valija no estaba.
Básicamente me dijeron, no está, no va a estar y cuando esté te la vamos a enviar así que no me rompas las pelotas y andate al hotel.
Con carita del gatito de shrek me fuí al hotel, vestida de negro tx, atrayendo todos los rayos de sol peruano posibles, habidos y por haber y con la derrota a cuestas, sintiéndome muy idiota por haber combinado las remeritas con las zapatillas la noche anterior, siendo que nunca llegaré a usarlas.
Llegué al sheraton con dos cosas en la cabeza, dos cosas que se me habían revelado durante el traslado endemoniado entre taxistas poseídos por Vin Diesel, esas dos cosas eran:
1- me voy a comer absolutamente todo lo que se me ponga adelante
2-me voy a destrozar el viático hasta que a alguien le queme la piel como la marca de Voldemort a los mortífagos, va a temblar salguero, va a temblar toda la jefatura, se van a reunir en un comité de emergencia, van a largar circulares… Pero pase lo que pase, de este viático no vuelve ni un dólar.
Abrí el carry y encontré las ojotas. Esos son los momentos en los que realmente creo que hay una fuerza suprema que te ayuda, dándote indicios, en forma de intuición, indicios que a veces estamos demasiado ocupados para seguir… Bendito el momento en el que metí las hawaianas en el carry. Eran todo lo que necesitaba. Agarré el ipod y el libro y me fuí al patio de comidas de al lado. Me metí en el kentucky fried chicken y ajusticié a mi estómago por tantos años de gastritis erosiva en mi época de trabajar en el Unicenter.Victoriosa, levanté la bandeja, la vacié en el tachito contenedor y me metí en el supermercado. Me gasté 150 pesos en panqueques, pochoclos de microondas y pingüinitos marinela. Dejé las bolsas en la habitación y nos fuimos a polvos azules a ver qué nos deparaba el destino.
Polvos es polvos, para qué entrar en detalles. Polvos tiene la capacidad de imantarte hacia adentro y eyectarte hacia afuera con la misma facilidad. Son directamente proporcionales las ganas de comprarte remeras, camisas y películas, a las ganas de dejar de escuchar iévalo amiguita iévalo y qué buscas amiga, politus, politus. Es un acoso profesional, es admirable la energía que poseen, lo incansable de su actitud… Hubiera sido imposible para mí en aquella época de vendedora, lograr convencer a la gente de la manera que ellos me convencen a mí. Así que salimos de ahí adentro con Películas de terror que jamás miraré, y la promesa de hacer un movie shower en buenos aires, donde todos los tripulantes nos juntamos con nuestras películas ya vistas y las cambiamos por las que llevaron los otros que no vimos. Volvemos al hotel, dejamos las bolsas y nos tomamos el micro gratis del hotel a Miraflores. Mi celular está muerto, porque el cargador está en la valija. Sigo con pantalón negro y remera negra de tx, pero con mis frescas ojotas, mostrándole a todo Lima que mis dedos no sufren su calor.
Consigo mi anillo favorito, el de los waruwarus, warirus, o no sé como se llaman esas semillitas rojas tan hermosas que tienen en todos lados.
Un mcdonald’s rápido y nos vamos a la quinta a revolver los piletones.
Sería inmoral hablar de números. Con la frente al piso, volví al hotel antes de empeñar el culo para pagar remeras de abercrombie.
Llegué muerta de hambre, mi valija no estaba. No solo me había gastado el viático sino que me había gastado por anticipado los gastos de representación y el bono de atecepea por mi cumpleaños del año que viene. Decidí que debía comer una vez más, para olvidar claro.
Fuí a pizza hut, pedí una americana de esas que tienen pedazos de carne encima, bien inmunda y me la llevé a la cama. Cuando atravesaba el lobby en ojotas y un vestido raído, arrugado, mugriento y probado por cientos de miles de personas adquirido en el revoltijo recientemente, con el pelo bastante usado atado con un gancho y unas ojeras prominentes, con la caja de pizza en una mano y el vaso de coca adentro de un sobre de papel madera en la otra… Por entre las elegantes señoras maquilladísimas como para el baile inaugural del titanic, veo mi valija.
Ahí estaba, la pobre infeliz, sola. Encaro para el botones y le explico que yo, aunque no parezca, soy la dueña de la valija. Me mira de arriba a abajo, casi casi queriéndome él darme la propina a mí con una palmadita en la espalda, pero me dice que sí, que muy bien y me la llevo.
10 pm. Ya no tengo tiempo de cambiarme tres veces la bombacha, así que, vamos, ni me la cambio. Me acuesto en la cama con mi pizza, mi coca, el control remoto y la valija abierta, que con sus ojos color samsonite contempla las miles de bolsas y se hace la disimulada, sabiendo que yo sé que llegó en el momento justo, para rescatarme, para albergar todos esos panqueques y esas películas sin menú, los vestidos agujereados de rapsodia y los regalos de cumpleaños que voy a zafar de acá a fin de año.
Me morfo media pizza mirando a Maru Botana que cocina en el campo con Bernie su marido y los diez mil pendejos, me duermo. El programa es un embole mal, de lo peor que he visto, pero pasa la receta de una ensalada copada y me levanto y la anoto.
Ahí caigo de que por más que mucha Creamfields, mucho Paul van Dyk, tengo 31 años y anoto recetas de ensaladas mientras me hago la pendeja comiendo una pizza hut en el sheraton de Lima.
Llamo a una compañera, le ofrezco la media pizza que me quedó, la pasa a buscar, me acuesto vestida, me duermo.
Mientras tanto, empiezo a fabricar, en mis sueños…el dulce placer de volver a Lima una vez más.

Encuesta: sírvase responder en los comentarios.

Usted cree que:
1- La jefatura no sabe de la existencia del bitching
2- La jefatura sabe del bitching pero no sabe quién es V.
3- La jefatura sabe del bitching y quien es V. y corro serios peligros
4- La jefatura es fan
5- Opciones 2 y 4 son correctas
6- El bitching no viola ningún código más que el del buen gusto
7- El bitching es lo más
8- A usted no le importa
9- Otros

Nuestro infierno es el peor.

Afuera deben hacer dos grados bajo cero pero me estoy cagando de calor.
En este momento estoy hospedada en el bunker terraza de mi tia la que vive en Madrid. Cuando digo tia no se imaginen una gorda con granos inmunda que cocina porotos, mi tia es de lo mas glamouroso que hay, nos regala perfumes de Dior a todos y hace sus propias remeras con dibujos cool de muñequitas locas, les habla a sus hijos con acentos raros; franceses o mexicanos, para molestarlos porque a ellos les da verguenza ajena. Esta tarde bailamos en las escaleras mecánicas de C&A para avergonzar a la mas grande. La cuestión es que estoy encerrada en una habitación con un caloventor del mismisimo demonio. No tira calor, el muy hio de puta es un dragón, tira fuego. Ya me saqué las medias y me arremangué el jogging, todas las maniobras posibles sin tener que bajarme de la cama a apagarlo. Sé que cuando lo apague me voy a morir de frio asi que esperaré a que se me seque el cerebro cuando llegue a 50 grados y listo.
Decidi que el bitching, cuando no tenga temas importantes para hablar, va a ser mi diario intimo. Si señores, tanto pedir entradas… Ahora se van a tener que bancar las cosas más insólitas, desquiciadas y estúpidas que se me ocurran. Pueden elegir… Es eso…o nada.
De a poco voy encontrando los distintos perfiles de fans del bitching. Los que pertenecen a otras empresas, son cautos y respetuosos; se sienten a gusto e identificados siempre que no hable de cosas incómodas como comparaciones con su empleador. Los de mi empresa son como el fan de wanda nara, ciegos, apasionados, enfermos del bitching… Piden mas, piden mas, defienden, se pelean… Se vuelven vulgares, ordinarios, idiotas… Son jugo exprimido de bitching que me tomo en ayunas y me alimenta las neuronas con ganas de mas y mas idiotez. Amo a esos. Ahora tenemos un grupo selecto de fans que adoraría no leerme pero que no puede evitarlo. Me gusta llamarlos los “ladran sancho”. Este grupo sostiene que yo no mantengo relaciones sexuales con la suficiente regularidad como para ser feliz, que mi trabajo es revolear bandejas a miles de metros de altura, que soy el prototipo de la estupidez, que deberia avergonzarme por traicionar a mi patria trabajando para una empresa extranjera y que soy una vergüenza humana. Probablemente todo eso sea verdad, pero quién me quita la satisfacción de que incluso esas personas que me detestan, lean la tonta y vacía manera que tengo de combinar letras y palabras, en algo tan tonto, tan vacio, tan inútil, tan furtivo… como este blog.
Así que aquí estamos, unidos por la hermosa y anestesiante sensación de leer algo que nos transporte hacia otro lugar. Leer es como volar. No les pasa que cuando leen un libro quedan inmersos en la historia que se cuenta y se despegan de la realidad? Por un momento, mientras pasamos las páginas, no existen problemas de pareja, ni de plata, no hay enfermedades ni caños rotos, no hay dolor de ovarios ni llamados, no hay horarios, ni fracasos… Pero cuando el libro termina, con la última página volvemos a la cruel realidad de cada uno. Y para cada uno de nosotros, puedo asegurarles, nuestro infierno es el peor. Yo no puedo imaginarme una infancia más dura que la mía, pero sé que las hay. Y para cada uno de ustedes, su problema familiar es el más feo, su ruptura la más dolorosa, sus miedos… Sus dificultades… Son lo peor. Así que termina el libro y volvemos a encontrarnos con todo nuestro horror, que puede ser simplemente el hecho de que te saque el sueño buscarle casa a 4 gatitos de 12 días que se están muriendo porque nadie puede cuidarlos más que vos, y tus constantes postas no te permiten estar en casa para darles de comer cada 4 horas… Qué pavada no? A veces eso me saca el sueño. A veces me lo saca el amor, el desamor, los miedos, mis frenos, mis errores, mis dolores… A veces me lo sacan los rumores, pensar que alguien diga que el gobierno quiere poner plata para que Mi empresa se vaya de Argentina y la aerolinea de bandera nos absorva a los 2500 para que luchemos todos juntos hasta la victoria siempre! Qué lindo momento. A veces me saca el sueño sacar a pasear la perra y que haya mentes de 16 años apoyadas en la vereda durmiendo sobre su vómito, a veces me saca el sueño el guarulos, especialmente si sale de Ezeiza, a veces me saca el sueño pensar que mi perra está en la casa de mi ex novio y mis gatitos están siendo alimentados por miles de personas que tienen la llave de mi casa porque yo no estoy nunca, a veces me saca el sueño que pensé que a los 31 años iba a estar llevando a mis bebés al jardín y sin embargo estoy tratando de que me salga bien el batido de amy winehouse para lucirlo en pachá el sábado.
Son tantas las cosas que me sacan el sueño… Y tan pocas las que me dan paz.
Este viaje, es paz.
Escuchar belle & sebastian es paz.
Un tramo solo un viernes a la mañana, ida y vuelta a tucumán, es paz.
Un beso en la boca con los ojos cerrados, es paz.
Dormir en la cama con 3 gatos y 1 perro, es paz.
Que no suene el teléfono, no lavar los platos, ir a la cama sin levantar la mesa, sin lavarme los dientes, sin sentirme culpable, ni sola, sin tener miedo, ni prisas… Es paz.

Tengo 6 días antes de que lleguen mis 31 años, y quiero decirles que esta entrada puede parecer una pelotudez, que caloventor, que perros, que gatos, que ai se eu chi pego que qué se yo, pero es mucho más que eso.
Muchos de ustedes que están leyendo esto, no son felices, no tienen paz.
Y lo peor de todo es que SABEN qué es lo que están haciendo mal. Saben qué cosa deberían cambiar en su vida para poderlo cambiar.
Cada infierno es el peor, yo lo sé… Pero quiero recordarles dos frases que me dijeron dos personas a quienes quiero mucho y que me ayudan siempre que estoy en el acantilado: lo único que no tiene arreglo es la muerte y jamás se nos da más que lo que podemos soportar.

Voy a apagar el caloventor, chiquillos, duerman bien en donde sea que estén.