Un corso a contramano

La contradicción se hace carne. Debería tener las manos de una azafata, sin embargo, tengo los dedos llenos de tierra, barro bajo las uñas, me buscan en media hora.

Me activaron la guardia para ir a Salta cuando estaba en la cama con los 3 perros y los 2 gatos, esperando que la lluvia no dejara nunca de caer.  Después del llamado, me bañé, comí y salí a pasearlos. En la esquina donde siempre suelto a Ibi porque es una cortada y no circula gente ni autos, enfrente a la casa de la vecina que tiene un jardín con especies espectaculares y re bien cuidadas, había una pila de ramas de árbol y muchas hojas verdes. Miré disimuladamente pero había gente así que seguí de largo. Caminamos unas cuadras, los perros corrieron. Yo metí las manos en el tapado para paliar el frío de 24 de Julio lluvioso y me dio una paja terrible pensar en hacer el vuelo. Seguí caminando, llamé a Ibi, le puse la correa y volvimos por donde vinimos. No había nadie cerca, así que examiné los especímenes. ALGUIEN había cortado con odio una cantidad de agapantos que no puedo describir. Uno, dos, tres, siete, quince, veinte, todos con raíz. Agarré tres y volví a casa, pensando en que cualquier auto los pasa por encima y los mata- volví con una bolsa y metí 5 de los grandes. El bulbo con las raíces es del tamaño de un pomelo grande, algunos el doble. Faltando 40 minutos para la búsqueda me puse a hacer agujeros en el patio con una palita y un rastrillo de jardinería. Podía sentir como se me metía la tierra debajo de las uñas y supe con certeza que no iba a tener remedio.

Planté uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Quedaron otros tantos en un tacho con tierra, mañana será su turno. No hay mejor regalo para alguien como yo que encontrarse estas plantas con raíz en el medio de la calle, son casi mejores que los 100 pesos que me encontré el sábado en la puerta de Jet. Con la travesura finalizada, me lavé las manos y me apreté tres granos.

Son las 4, me buscan 4,25. No estoy preparada.

Dejó de llover, y un solcito tímido se asoma entre las nubes. Miro el cielo y me pregunto cómo me tratará en un rato, cuando lo vea de cerca. Qué extraño tener una relación tan estrecha con las nubes y la tierra al mismo tiempo. Qué tan contradictorio se puede ser?

Todo lo posible.

Miro al costado, descansan las tres primeras hojas de una nueva historia. Una historia que tememos contar, no sabemos bien por qué, no sabemos cómo la contaremos ni cuál será el resultado. Lo que sabemos es que esta nueva historia no puedo firmarla yo, que un nuevo seudónimo deberá nacer para firmarla. Y sé que ustedes podrán descubrirnos detrás de las palabras, pero yo jamás diré que fui yo. Lo negaré para siempre, miraré hacia otro lado, cambiaré de tema y prepararé un té.

Y ahora es tiempo de ponerme las medias y pintarme las uñas, así que me retiro.

Live long and prosper.