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**Fantásticos Placeres**

Si no puedes ver ni una pizca de belleza en la espuma caprichosa de una cerveza, en una delicada sopa instantánea alemana o en la tibieza acariciante de un bar comunista, no estás viajando con el corazón ligero.
Hay algo de divinidad en la luz anaranjada de un atardecer en Berlín, en el sol que cae vertical sobre el rio Spree, en el sabor de esa primera salchicha que compartiste con tus amigos aquella tarde en Alexanderplatz.
Si no sabes eso, casi da lo mismo que viajes o te quedes en tu casa.
Si no encuentras poesía en esas veredas llenas de botellas rotas, en el grito del color de las tuberías que saltan las calles, en una caminata con frío junto a un muro que alguna vez separo a tanta gente, no viajes, gasta tu dinero en otra cosa.
Supongamos que de los viajes no te queda nada, que no puedes retener para la memoria futura algún recuerdo, quizá un plato de goulash , una campiña polaca , una escalinata de piedras que te dejó con la lengua afuera o aquel campo tan inmenso que visitaste pero del que preferís mejor no hablar.
Si eso te sucede, estás perdido. Si ni siquiera puedes guardar en la placa más profunda de tu memoria un cuadro viviente, acaso una mañana en pijama junto a esas personas que elegiste como familia o esa noche en la que te emocionaste frente a la puerta de Brandenburgo eres un analfabeto sentimental y ya es hora de que revises lo que queda de la parte sensible de tu alma.
Aplaza tu partida para otro momento si no sientes el deseo a la hora de viajar, si no te acomete algo de pasión e incluso un temblor fugaz, un cosquilleo simpático cada vez que estás por enlistarte en un vuelo hacia un destino desconocido.
Estás listo si no eres capaz de descubrir algo divertido en los usos y las costumbres de la gente de otros lugares , en su idioma en sus monedas y billetes que nunca vas a entender , ni ellos a vos.
Porque si todavía no sabes que un viaje también está hecho de cosas tan simples y mínimas como una tostada con mermelada y huevo o un lavarropas automático, viajar apretado entre valijas por las carreteras polacas, o que también hay algo de maravilloso en una buena salsa de cebolla y ajo; si eres incapaz de imaginar el sueño de la perfección soñado por los hombres geniales que construyeron castillos y fortalezas que nunca pudiste escalar, los que construyeron ese reloj astronómico que tanto te gustó , los que pintaron sobre un muro para la posteridad , los que trazaron el recorrido de esas callecitas tan caprichosas de Praga o simplemente los que recolectaron las uvas para hacer ese Pinot Noir que disfrutaste aquella noche junto a tu amor…

Puedes viajar o visitar mucho, pero en realidad conoces poco.

(Texto ajeno: adaptado por Oso 1 Fantastique)

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