Apuesto mis dos perros a que jamás hubieran esperado que yo dijera que me encanta la posta en Cipolletti.
Pues bueno, estoy a punto de decirlo, un viernes de Septiembre a las 11.35 de la mañana.
Estamos hospedados en un Apart Hotel llamado Nando.
Nos han recibido con tres relojes en la recepción: la hora de New York, la hora de Madrid y la hora local de Cipolletti. Nuestras risas estallaron en el lobby por la genial ocurrencia, y empezó la que podría ser la promesa de una gran posta. Ahora mismo no puedo asegurarlo ya que me acabo de levantar.
En la habitación: una cocina integrada con una barra desayunador que la separa del ambiente de dormir. Heladera familiar, microondas, anafe, extractor de aire, pava eléctrica y vajilla. Adentro de la heladera, tres latitas de gaseosas, 2 heineken, dos aguas. Sobre el desayunador: una canasta de golosinas de otra era geológica y una botella de agua, esta última SIN CARGO. Estos tipos sí que saben como ganarse al tripulante.
La cama cómoda, las almohadas bien, la tele minúscula, el control no anda. Un sillón enfrente a la cama, un puff, un espejo de cuerpo entero.
Un enchufe al lado de la cama, IN YOUR FACE NH MENDOZA.
Confieso haber llevado alargues a la posta de Mendoza para enchufar el celular y usarlo desde la cama.
Pero lo mejor viene ahora… me desperté 10.07 cuando el desayuno era hasta las 10. No quise llamar para pedir a la habitación para no empezar con el legado de odio hotel/crew desde tan joven nuestra relación, así que aproveché la cocina. Calenté agua, me hice un té verde con ginger ( todo buen TC tiene su propia despensa de café o té, azúcar incluida, dentro de su carry on) y me senté en la barra con la revista noticias, a desayunar.
No había Adela que me cabeceara el brazo, no había Vento que metiera la cabeza en el tacho, no había Sharam que llorara por salir al palier ni Fif rascando los sillones.
Lo único que había era el sol por la ventana, los autos pasando, un viernes a la mañana común y corriente.
Paz.
Estoy en el primer piso, veo caminar a la gente por la vereda, bastante movimiento, no tengo idea dónde estoy. Es mi primera vez en la ciudad de la manzana, pero pienso aprovecharla bien.
No me importa si tiene gimnasio, si en el desayuno ofrecen 15 variedades de huevos o si en algún piso hay spa. La habitación está calentita, el wifi va bastante bien y eso es más que suficiente para alguien que vive en Monserrat.
Tengo la sensación de que hoy puede ser un gran día, todavía no sé por qué. Quizás sean esos intervalos de lucidez que tenemos de vez en cuando, que nos permiten darnos cuenta que estamos siendo felices en el momento en el que lo estamos siendo, y no después, cuando ya todo se ha ido.
Hola genia!
Te leo hace poco desde la rampa de Aep.
Dos preguntas. Quien te cuida el zoo de Monserrat? Gloria, tal vez? Jaja…
No volas internacional?
Saludos!