Por ser azafata, mi portero y mi tintorera me aman, también el dueño del restaurante de la esquina, mis vecinos y el kiosquero.
Por ese mismo motivo, la gente de tráfico (Ezeiza, Aeroparque y escalas incluídas) me detesta, como así también lo hacen todos los empleados de todos los hoteles donde me hospedo, es especial la gente de recepción.
La cara de ojete e inmundicia con la que me recibieron ayer en este hotel en el que me encuentro, nada más cruzar la puerta y caminar dos pasos, indisimulable, odiosa, enfurecida, asquerosa, es directamente proporcional al cariño de mi portero cuando me ve entrar de un gallegos a las 8 am, trasnochada y vampira, y me dice “Te vas a dormir, V?
El uniforme de las mil pasiones, demuestra que sin decir una palabra, podemos provocar sentimientos diametralmente opuestos en distintas personas. Todo depende del cristal con el que se mire, del lugar donde ese ser esté parado, de su universo individual y de su experiencia personal.
Aguante este post. Conciso y veraz 🙂
Clu
Se podra saber el hotel? asi los tenemos en cuenta!!!!
.. y nada es verdad ni es mentira…y asì es trancurrir por la vida.. en la tierra.. o en el aire… susisback.
Te dije que podría enamorarme muy fácil de vos?
Las chicas C. estàm en amorosa sintonìa con los encargados de sus respecyivos edificios… Top ! SS
Nuuuu adivina adivinador.
Yo soy de front y más que odiar a la tripu, los admiro con ojos de gato con botas… Es que soy una wannabe, a fin de año me vuelvo a presentar para Emirates.
pd: en mi hotel, la gente de tu empresa es de lo más simpática.