Cada vez que nos vamos de posta o de pernocte, en sala de briefing nos espera un ansiado sobrecito con una cantidad de billetitos destinados a pagar nuestros gastos mientras estamos fuera de nuestra casa.
Esos gatos son principalmente comida, y algún artículo de baño que pudiéramos necesitar.
La cantidad de dinero que nos den depende de lo cara que sea la provincia donde nos quedamos y de cuántos almuerzos o cenas pasemos allí. Por ejemplo, Ushuaia es más caro que Córdoba así que siempre nos dan un poco más.
Nosotros nos quejamos de que nunca nos alcanza, el gremio pelea, se hacen reuniones, nosotros sacamos estimativos, informamos que el menú del hotel para comer en la habitación no baja de los 90 pesos y ponemos el grito en el cielo.
Yo digo todo que sí, estoy de acuerdo con todo y con todas, asiento con la cabeza cuando hay que quejarse y digo que no puede ser, sí señor! y después me encierro en mi habitación con mi oscuro secreto; porque para comer están las uñas y yo lo único que quiero hacer con mi viático es comprarme cosas asi:
Me mueritooooooooo ME ENCANTA! 😀