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Un mundo sin abuelas

(Pinche)

En un mundo sin abuelas nadie te pregunta diez veces si querés postre.
En un mundo sin abuelas jamás estás desabrigado, o demasiado flaco, o un poco gordo, o simplemente hermoso.
En un mundo sin abuelas no se escucha a Magdalena por la mañana, con la radio debajo de la almohada y la casa oliendo a café de filtro.
En un mundo sin abuelas, nadie te dice “Casate con ese chico”; nadie sabe la receta original y la comida tiene toda el mismo gusto.
En un mundo sin abuelas no hay refugio para los adolescentes, no hay besos para el bebé ni cuentos para los niños. No hay regalos exagerados, ni dulces que piquen los dientes, no hay consuelos que no merezcas, ni costados subjetivos.
En un mundo sin abuelas se nos acaban las canciones, las milanesas son feas, desaparecen los abrazos, se entibian las emociones, se enfrían todas las sopas, nadie nos calienta la ropa, nadie nos saca los piojos, nadie nos toma las manos.

Pero hemos tenido abuelas, hemos tenido abrazos, hemos tenido defensoras maniáticas de nuestros fracasos. Hemos tenido abogadas para nuestros crímenes, chefs para nuestros antojos, y una fábrica personal de caprichos y de mimos.
Hemos tenido viejitas hermosas, ojitos brillantes, rulos con canas, risas vibrantes, historias alegres, pañuelos con perfume y pijamas dobladitos arriba de la cama.
Entonces el mundo es un lugar más bello, por haberlas conocido. Por dar un amor tan de ellas, por dar un amor TAN único.
Porque hemos tenido abuelas, tenemos una responsabilidad, y es enseñarles este amor a las generaciones que vendrán.
Aprendamos a amar y a cocinar muy rico, aprendamos a defender lo nuestro aún cuando no es para nada justo, malcriemos, permitamos, formemos a los niños más tontos, caprichosos y felices que se puedan encontrar.
Seamos abuelas de todos nuestros niños. Seamos aguerridas y dulces, seamos tercas y sinceras.
No permitamos que nuestros niños, crezcan en un mundo sin abuelas.

 

6 comentarios en “Un mundo sin abuelas

  1. Te leí y sentí que tenía dos o tres años de nuevo. Y me vi riendo a carcajadas con mi abuela, sentados sobre una frazada puesta en el piso para que no nos diera frío, mientras preparábamos milanesas y esperábamos a que mamá volviese del trabajo.
    Quiero que sepas que también le has dedicado esto a Ángela, mi símbolo de amor incondicional, mi refugio.
    Es un homenaje hermoso esto que escribiste y nos ha dejado el alma inundada de la alegría más sincera y pura que puede existir, esa que sólo saben generar las abuelas.

    Un beso muy grande.
    Ariel.

  2. Me encanto,tenes unamanera de describirla realidad y los sentimientos q me sorprendes gratamente!! te admiro mucho,me gusta como escribis,nunca pero nunca dejes de hacerlo,soy tu fan!!!

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