La última vez que me propuse escribir un libro, lo tenía prácticamente escrito. No tuve que esforzarme por buscar un tema porque 9 años de blog eran temas suficientes. Lo único que tuve que hacer fue sentarme a imprimir todo y decidir qué cosas eran una basura y qué cosas podían zafar.
Esta vez, me propuse escribir un libro para diciembre y aquí me ven, en diciembre y recién empezándolo.
No tengo impresora y vivo demasiado lejos de la fotocopiadora. Así que todo está en formato digital. Me molesta muchísimo eso; así como haber sucumbido a una computadora de moda extremadamente delgada y liviana pero que tiene los acentos en la tecla del número 2, cuestión a la cuál no puedo acostumbrarme tan fácil. Quizás sea momento de dejar de usar palabras con acento. Veremos cómo lo resuelvo.
Por ahora pensé que lo mejor sería ir poniendo todos los avances de este libro en un lugar nube que pudiera ir ordenándome hasta que llegue la hora de imprimir y jugar el juego de conservar o tirar. Cuál podría ser ese espacio? Adivinaron. El blog. Lo bueno es que voy a estar a salvo porque nadie lo lee, de esa manera el secreto permanecerá muy bien guardado.
