Dije que para Diciembre tendría escrito un libro nuevo y mentí. Dije que si me compraba una computadora para escribir en los viajes, pronto tendría mucho material nuevo y mentí de nuevo.
La verdad es que me transformé en una persona nueva que no termino de reconocer aún, que encuentra placer solo en trabajar e inmediatamente después, dormir. Los planes me dan bastante pereza y la gente cada vez más, y no siempre por responsabilidad suya, me agota. Mi batería social dura cada vez menos y mi tolerancia a las situaciones no elegidas es bajísima. Podría verlo como algo negativo, como una involución; pero si este es un escrito de no mentirles… creo que podría ser la edad.
Mi relación con mi edad no es buena. Me autopercibo joven, pero el cuerpo ha decidido no acompañarme en esa. Los achaques son visibles y palpables y eso me frustra, me enoja y me asusta. Creo que si pudiera tener un superpoderes, elegiría la juventud sin duda. Todo funciona mejor. (Todo funciona mejor?)
Actualmente tengo tantos proyectos en segundo plano, que la saturación hace que me olvide de lo más básico. De cositas. Detalles. Fechas. El día a día está cargado de promesas por venir que solo voy a lograr si sigo carneando, si no descanso, si no duermo, si me acompañan, si consigo medios para conseguirlo, si sale, si Dios me ayuda… En pos de todas esas cuestiones, el ocio ha desaparecido por completo y ver UN capítulo de una serie, se siente banal, una pérdida inmoral del tiempo.
Alguien más de Capricornio en la sala?
Soy la representación de esa persona que pone a llenar un balde de agua en la pileta de la cocina y se va corriendo a hacer una cama, levantar la mesa y lavarse los dientes mientras mira la canilla de reojo para que no se rebalse. Esos segundos que tarda en llenarse el balde son oro, son perfectamente aprovechables. No me puedo dar el lujo del tiempo muerto.
Yo no era así. Ustedes saben que yo no era así para nada. No sé si fue la maternidad, la pandemia, la mudanza o si fui tocada por los demonios, pero anoche mi novio me dijo prácticamente que si no estoy con él, no sabe quién podría soportarme. Coincido completamente. Me he vuelto bastante insoportable.
No escribo, salgo poco, de coger ni hablar. No como hamburguesitas de mcdonalds, no trasnocho, no duermo con mis galgos sucios en la cama. Quizás me he aburguesado, qué vergüenza. Había algo digno en mí hace un tiempo, pero parece que lo he perdido todo. Si al menos pudiera decir que todo lo hago por dinero, pero ya que estamos diciendo las verdades más horribles, creo que ya no es dinero, es solo gloria. Se me meten ideas en la cabeza y no puedo parar hasta verlas hechas realidad. Me obsesiono con que las cosas sean exactamente como las imaginé y me regocijo cuando veo el cuadro adelante mío. No me soporto pero a la vez, me admiro.
Bastante contradictorio todo.
Mis perros y mis gatos me han dejado. Enterré a todos y me quedé con la Biti y sus rastas sucias frente a frente. La casa se llenó de animales nuevos que aprenderé a amar eventualmente y mientras titeo esto por primera vez en 20 minutos que llevo tecleando, mi nariz se llena de burbujas y mis ojos empiezan a decir la verdad.
Cómo puedo ser yo sin ellos? Cómo disfrutar sin verlos? Cómo pretender que ese duelo termino?
Lamentablemente, y digo lamentablemente porque quisiera no sentirlo así pero es imposible, soy de esas personas que se comunican mejor con los animales que con las personas. Y los prefiero, no creo que sea una sorpresa para ustedes, los prefiero porque son mejores que nosotros. Porque aprendo de ellos. Porque dan sin esperar. Fin. Pero mi manadita se ha ido y en lo que a mí respecta, me han dejado bastante sola.
Supongo que por eso me fui transformando en la señora aburrida que hace tortillas los viernes y sábados a la noche, la que quiere tener la manta del sillón estirada y fantasea con una habitación color beige. Soy un embole de mina. No me estoy autocompadeciendo, no soy la vístima, tan solo me veo de afuera con los ojos sin brillo y ni jogging estirado y me parece que es normal que lo único que me entusiasme sea trabajar.
El sábado estaba apurada haciendo la tortilla y cuando miro por la ventana, veo una vaca recién parida cogoteando hacia atrás. Su bebé con la bolsa todavía pegada y lleno de sangre tambaleaba por mantenerse en pie, llorando como un ternero claro. Ella desesperada por ponerse en pie, sin lograrlo. Saqué las papas del fuego y me fui pasando alambrados, Avisé a Néstor y Susi para que vengan a hacer algo útil, ya que en esos casos yo lo único que sé hacer es acariciarlas a ambas y decirles pelotudeces. Me quedé con ambas, haciendo exactamente eso. La bebé se apoyaba en mis piernas y me buscaba la teta. La mamá quería que me aleje, nerviosa y con los ojos en blanco hacia atrás, me mostraba una lengua blanca y errante. Limpié un poco a la bebé, que estaba empapada y fría. Me agaché a la mamá y le dije que la íbamos a ayudar, sin saber si era verdad. Sabiendo que, aunque todo saliera bien, en apenas unos días su bebé sería alejada de ella para siempre y entregada al sistema de producción. Llegaron los refuerzos y solucionaron todo en segundos, con una soga al cuello de la mamá, la ayudaron a pararse y se incorporó sola. No tienen fuerza a veces después de parir y hay que asistirlas. Volví a mi tortilla después de bañarme y sacarme sangre y líquido amniótico del jogging, y las vi juntas entregándose al arte de conocerse y ser madre e hija.
Terminé la tortilla sintiéndome vacía otra vez. La tortilla se fue a la pulpería y 8 personas comieron sus porciones sin tener idea de que ingerían algo tan cargado de emociones, algo hecho por las manos ya limpias de una persona que un rato antes estaba sosteniendo una ternera que acababa de nacer y ya estaba destinada a una vida de servicio, en un campo hermoso y amplio, pero lejos de su mamá. Me cambié de ropa una vez más, pensando en si cuando madre e hija vuelvan a estar en un corral, serán capaces de reconocerse, de recordar el olor de esa mañana fría de invierno cuando agonizando de miedo ambas, se encontraron con 3 personas que entraron y salieron de escena para dejarlas mirándose frente a frente y pensando que ese instante duraría por siempre.
Amar a los animales es así, es duro.
Por bien que te vaya en la vida, se te cruza una vaca, y no te podés hacer una tortilla en paz.
